Comunicado de www.vaticannews.va — 
El físico de fama mundial habla con los medios de comunicación vaticanos sobre la revolución tecnológica que está cambiando nuestras vidas. Para Mario Rasetti, las cuestiones éticas son fundamentales, empezando por el tema energético, verdadero banco de pruebas para la resistencia de la IA. El profesor emérito de Física Teórica del Politécnico de Turín advierte que, a pesar de sus extraordinarias capacidades de cálculo, las «máquinas inteligentes» nunca tendrán sentimientos ni conciencia.
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La inteligencia artificial (IA) es «quizás la mayor revolución cultural de toda la historia del Homo sapiens» y representa incluso «una transición antropológica», porque está cambiando la forma en que el hombre se relaciona con la realidad. Así lo afirma Mario Rasetti, profesor emérito de Física Teórica de la Universidad Politécnica de Turín, quien en una entrevista realizada por Alessandro Gisotti para los medios de comunicación vaticanos (la entrevista completa se publica en L’Osservatore Romano) hace hincapié en los grandes retos que la IA plantea a la humanidad y que requieren una toma de conciencia y un compromiso para actuar sin demora. Una urgencia subrayada en numerosas ocasiones por León XIV desde el comienzo de su pontificado.
IA poderoso instrumento que debe guiarse por el bien del hombre
Uno de los elementos más críticos para Rasetti es la velocidad de desarrollo de la IA, que es «doblemente exponencial: la exponencial de la exponencial», es decir, un crecimiento mucho más rápido que el que se produjo durante la Revolución Industrial y que nos lleva «a regímenes en los que nuestros reflejos humanos no nos permiten el control de nada» Profesor durante años en las universidades más prestigiosas del mundo, desde Oxford hasta Princeton, Rasetti cree que ahora nos encontramos en una encrucijada fundamental para la humanidad. «Debemos transformar la IA de práctica en ciencia, sobre todo porque solo así seremos capaces de controlarla. Todos los puntos débiles de la Inteligencia Artificial son atribuibles a la ética. Necesitamos personas de buena voluntad que se preocupen por el futuro de la humanidad y no por la geopolítica que, como vemos en este momento, está guiada por el egoísmo y el dominio, por la indiferencia». La IA es un instrumento muy potente, basado en la «fuerza bruta», es decir, en el aumento de la potencia de cálculo, capaz de hacer «cosas que haríamos con la cabeza, con la inteligencia». Sin embargo, como cualquier instrumento, reitera Rasetti, puede utilizarse para el bien o para el mal.
Abordar el tema de la sostenibilidad medioambiental antes de que sea demasiado tarde
En la entrevista, el físico se detiene largo y tendido en el urgente tema de la sostenibilidad medioambiental, señalando que la IA corre el riesgo de «estrellarse sobre la cuestión energética» con un enorme consumo de electricidad y agua, como demuestran los ejemplos de los centros de datos de Google en Irlanda y la inversión de Microsoft en una antigua central nuclear en la isla de Three Miles. Para utilizar los centros de datos, destaca Rasetti, «se necesita energía, agua, mucha agua. Estos ordenadores consumen una gran cantidad de agua para refrigerar la máquina. Uno puede decir: «Pero no la tiran». Sí, pero la tratan y luego la devuelven al medio ambiente a una temperatura 3 grados superior a la inicial, lo que tiene un impacto dramático en el medio ambiente». Por eso, es un tema que debe abordarse con mucha determinación y sin perder tiempo.
La revolución de la IA pone en juego el tema de la verdad
Otra cuestión crucial que se aborda en la entrevista es la de la verdad. Según Rasetti, «el mayor problema al que se enfrenta la inteligencia artificial en este momento es reconocer si un contenido es verdadero o falso». De hecho, la IA produce representaciones de la realidad, pero no la comprende: «La inteligencia artificial representa, no entiende, ni siquiera interpreta, solo representa». Por eso, el científico compara nuestra condición con el mito de la caverna de Platón, en el que solo vemos sombras de la realidad. Rasetti concluye su entrevista subrayando la superioridad humana sobre las máquinas: la IA no es creativa, no comprende el sentido profundo de las experiencias y no sabe corregirse por sí misma cuando genera «alucinaciones» en el aprendizaje profundo. A pesar de todos los avances en la capacidad computacional, el ser humano sigue siendo único en su capacidad de comprender y elegir. Por eso, concluye Rasetti, a pesar del asombroso progreso de las máquinas que utilizan la IA, «los seres humanos somos mucho más poderosos que las máquinas. Cada uno de nosotros lo es».
Se publicó primero como Rasetti: estamos en una encrucijada respecto a la IA, elijamos el camino correcto
