Las inundaciones en Asia tan devastadoras como un terremoto

Giada Aquilino – Ciudad del Vaticano

Un desafío de una magnitud casi sin precedentes. Esta emergencia fue provocada por las torrenciales lluvias monzónicas que, combinadas con varios ciclones tropicales, han causado inundaciones, deslizamientos de tierra y lodo, principalmente en la isla de Sumatra en Indonesia, pero también en Sri Lanka, Tailandia y Malasia, tras eventos similares ocurridos en los últimos días en Filipinas y Vietnam. El número total de muertos en las últimas horas supera los 1500, con más de 1000 personas desaparecidas debido a las inundaciones. En Indonesia, un país de 280 millones de habitantes azotado cíclicamente por desastres naturales, la cifra confirmada de muertos asciende a 804, mientras que el número de desaparecidos aumenta constantemente a 650. Mientras los rescatistas siguen trabajando incansablemente, aldeas enteras permanecen aisladas después de que puentes y carreteras fueran arrasados ​​por la furia del agua y el lodo tras las fuertes lluvias registradas entre el 22 y el 25 de noviembre. Los supervivientes, reunidos en centros de evacuación, principalmente en Padan, en el norte de Sumatra, describieron el suceso a AFP como «similar a un terremoto». Los peores efectos se sintieron en las zonas de Tapanuli Tengah, Tapanuli Selatan y Sibolga.

Se trata de una «grave emergencia porque, aunque el clima ha mejorado, con la retirada de las aguas que ya habían causado destrucción, los efectos devastadores ya se están notando en algunas zonas, especialmente en Indonesia y Sri Lanka», explica Beppe Pedron, coordinador de proyectos y respuesta a emergencias en Asia de Cáritas Italiana. En el futuro inmediato, sabemos que las viviendas siguen bajo el agua, mientras que los deslizamientos de tierra han destruido aldeas enteras y estructuras sociales en la zona. Pero también pensamos en los daños a largo plazo, por ejemplo, para los niños que no pueden ir a la escuela, cuyos libros y material escolar han quedado completamente destruidos.

La devastación y los riesgos

Las repercusiones, enfatiza, ya son tangibles en los medios de vida. «Miles y miles de animales han muerto, pequeños negocios, fábricas y sistemas de producción han sido destruidos. Y ahora, nos enfrentamos tanto a una emergencia alimentaria —porque en muchos casos, especialmente en Sri Lanka, aún no hay forma de distribuir alimentos, por lo que las poblaciones en algunas zonas están en dificultades— como a una emergencia sanitaria, que incluye infecciones y enfermedades relacionadas con el agua estancada en el terreno». Los riesgos son altos en casos como estos, «desde el cólera hasta la falta de acceso a centros de salud, especialmente para las personas con enfermedades crónicas que, por lo tanto, no pueden recibir tratamiento en ciertas zonas», informa Pedron. Además, la intensidad de los fenómenos es impactante: entre otras cosas, observa, «el cambio climático está teniendo un impacto que exacerba cada vez más estos fenómenos meteorológicos extremos, poniendo a prueba un sistema que no está preparado para afrontar un evento climático de tal magnitud».

La región de Asia y el Pacífico, como ha destacado recientemente la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se enfrenta a la actividad ciclónica tropical más intensa y frecuente del mundo, con precipitaciones récord, marejadas ciclónicas e inundaciones que están desplazando a millones de personas y causando miles de millones de dólares en pérdidas económicas. Según la agencia de la ONU, el aumento de las temperaturas incrementa el riesgo de precipitaciones más extremas, ya que una atmósfera más cálida retiene más humedad.

Movilización de la Red Cáritas

En este contexto de emergencia, Cáritas Italiana, informa Pedron, «junto con Cáritas Internationalis, que actuó de inmediato, se comprometió de inmediato con la coordinación de Cáritas Indonesia». A través de organizaciones locales, en particular las Cáritas de las diócesis de Sibolga y Padang y la Arquidiócesis de Medan, «estamos interviniendo en la respuesta de emergencia: por ahora, junto con las autoridades, estamos asistiendo a las víctimas, pero también proporcionando alimentos, comidas y refugio temporal». Las personas afectadas, señala el coordinador de proyectos y respuesta de emergencia de Cáritas Italiana en Asia, «están siendo alojadas en diversas instalaciones, que pueden ser escuelas públicas, iglesias, mezquitas u otros lugares de culto. No les queda nada y deben ser apoyadas con todo: alimentos, kits de higiene y utensilios», en una solidaridad sin fronteras e independientemente de su credo. Porque si «la emergencia pone de relieve tanto las necesidades como la pobreza y los problemas estructurales que existían incluso antes del evento, como la desigualdad», es igualmente cierto que «también vemos solidaridad internacional, independientemente de su religión o etnia».

En Sri Lanka, el saldo provisional de las inundaciones es de al menos 474 muertos, 356 desaparecidos y más de 1,5 millones de desplazados, en lo que se describe como el peor desastre natural que ha azotado a la nación del sur de Asia desde el tsunami de 2004. Colombo, que ha declarado el estado de emergencia, ha estimado el coste de la reconstrucción en 7.000 millones de dólares, en un país que aún lucha por recuperarse de la grave crisis económica de 2022. También se han reportado fuertes lluvias y devastación en Tailandia, donde el número de muertos asciende actualmente a 267, incluyendo al menos 142 en el distrito turístico de Hat Yai. La emergencia también persiste en Malasia: el saldo, menor pero no menos dramático, es de dos muertos.