Comunicado de www.vaticannews.va — ![]()
El domingo 16 de noviembre, más de quince millones de electores están llamados a votar para decidir quién será el próximo jefe de Estado, pero también para renovar parte del Congreso. Tras el mandato de Boric, ocho candidatos se disputarán el liderazgo del país. Antonella Mori, responsable del Programa América Latina del Ispi, presenta el reto a los medios de comunicación vaticanos
Pietro Piga – Ciudad del Vaticano
En cada elección presidencial, Chile cambia de rumbo. En el 2006 giró hacia la izquierda al elegir a Michelle Bachelet como jefa de Estado, para luego virar hacia la derecha en el 2010 con la elección de Sebastián Piñera. De nuevo a la izquierda en el 2013, con la reelección de Bachelet, y de vuelta a la derecha en el 2017, con la reelección de Piñera. Finalmente, en el 2021, volvió a votar hacia la izquierda con la elección de Gabriel Boric como presidente de la República.
Mañana, 16 de noviembre, los quince millones setecientos mil votantes registrados, aproximadamente el doble que en la última convocatoria porque el voto se ha convertido en obligatorio para los inscritos en las listas, decidirán quién será el líder del Estado latinoamericano. Si cambiar de rumbo o mantener el actual, rompiendo la tendencia. También se pronunciarán sobre los ciento cincuenta y cinco escaños de la Cámara de Diputados y sobre veintitrés de los cincuenta del Senado.
Los contendientes y los temas clave
Para elegir al sucesor de Boric, que no ha podido presentarse a las urnas porque la Constitución impide el doble mandato consecutivo, los chilenos tienen ocho opciones. Pero las principales, según las encuestas, son cuatro: en el lado progresista, la única es Jeannette Jara, miembro del Partido Comunista de Chile y recién salida del cargo de ministra de Trabajo y Previsión Social en el Gobierno de Boric.
En el frente conservador, por su parte, se alinean José Antonio Kast, fundador y líder del Partido Republicano; Johannes Kaiser, diputado y líder del Partido Nacional Libertario; y Evelyn Matthei, líder de la coalición Chile Vamos tras haber sido alcaldesa de Providencia. En comparación con el panorama electoral del 2021, las desigualdades sociales y el costo elevado de la vida, por las que los votantes se movilizaron entre los años 2019 y 2020, han dejado de ser sus prioridades.
«Los temas centrales y decisivos – analiza Antonella Mori, responsable del Programa América Latina del Instituto de Estudios de Política Internacional (Ispi), a los medios de comunicación vaticanos – son la seguridad y la inmigración. La delincuencia ha empeorado y el flujo migratorio ha aumentado. Estos temas se relacionan entre sí, pero no hay datos que confirmen una conexión directa. Mientras que las desigualdades sociales, aunque son más marcadas, y el desempleo, que ha aumentado ligeramente, no desencadenan las manifestaciones del pasado». La seguridad y la inmigración han sido, precisamente, las consignas de la campaña electoral.
Surgen tanto similitudes como diferencias entre las propuestas de los candidatos a la presidencia. Jara ha prometido reforzar la frontera y construir cinco cárceles, medidas que no se alejan, en parte, de las anunciadas por Matthei, que tiene la intención de ampliar los centros penitenciarios, expulsar a diez mil migrantes indocumentados, crear una policía fronteriza e instalar barreras físicas en los confines.
En el programa de Kast, por su parte, hay espacio para la financiación de vuelos para deportar a los inmigrantes irregulares a su país de origen, sellar las fronteras y modernizar las cárceles; mientras que Kaiser prevé la deportación de los migrantes indocumentados y sanciones para quienes entren en el Estado a través de pasos no autorizados.
El factor venezolano y la previsión
Estos proyectos también influirán en el voto de los inmigrantes venezolanos, el bloque electoral extranjero que en cuatro años se ha convertido en el más grande y, por lo tanto, en el más influyente en estas elecciones. En el 2021, de hecho, los votantes eran unos dieciséis mil y hoy son más de doscientos treinta y siete mil.
«La mayoría de ellos se ha integrado bien y tiene un buen nivel educativo», continúa Mori. «No descarto que pueda haber una tendencia a votar por Jara, pero la presencia en la coalición progresista de algunas fuerzas políticas vinculadas al comunismo podría hacerles desistir. Mientras que en la derecha prevalece la retórica antinmigración, que podría alejarlos, Matthei, la más moderada de los tres candidatos de ese bando, podría obtener su apoyo».
Según las encuestas, nadie cuenta con el 50% más uno de los votos necesarios para hacerse con el liderazgo de Chile a partir de mañana. La primera vuelta, como ocurre desde 1993, podría no ser decisiva y, por lo tanto, podría celebrarse una segunda vuelta el 14 de diciembre, en la que se enfrentarían los dos candidatos más votados. «Es el escenario más probable – prevé Mori – y creo que los candidatos se desplazarán hacia posiciones más centristas, evitando extremismos para atraer al electorado moderado».
El llamamiento de los obispos
Las elecciones presidenciales y parlamentarias serán también «una oportunidad para renovar el compromiso con la vida democrática, ejerciendo con responsabilidad el derecho y el deber cívico de votar», afirmó el pasado 10 de noviembre el arzobispo de La Serena y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (Cech), Rebolledo Salinas René Osvaldo, según el cual «más allá de las diferencias legítimas, el país necesita reconstruir puentes y no seguir levantando muros».
Sus palabras siguen a la declaración del episcopado titulada Para discernir con una conciencia bien formada en las próximas eleccionesdada a conocer el pasado 20 de octubre. Se destaca «la importancia de la vida política de un Estado, calificándola como una actividad u oficio de amor y caridad al servicio del prójimo» y se llama a los cristianos «a formarse con criterios bien fundados y a conocer la enseñanza de la Iglesia, para discernir con responsabilidad y evaluar las propuestas de los candidatos a la luz del bien común».
Pero también dirige un mensaje a los políticos, que deben ser «capaces de promover el diálogo y la amistad cívica, para que en el ámbito social exista el intercambio de ideas propio de una democracia, evitando denigraciones y el uso malintencionado de la desinformación, que degrada a las personas y a la sociedad».
Se publicó primero como Chile acude a las urnas para elegir al próximo presidente


