Comunicado de www.vaticannews.va —
El cardenal Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, presidirá este 12 de julio, la misa para elevar a los honores de los altares al joven religioso suizo, educador de los pobres en España, martirizado durante las revueltas populares de 1909. El postulador: dio testimonio del Evangelio no con la predicación o las lecciones magistrales, sino con la cercanía, el diálogo y el respeto.
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
«Para ir a Pueblo Nuevo hay que estar dispuesto a dar la vida». Así lo decía Lycarion May (cuyo nombre de pila era François Benjamin), hermano marista que mañana, sábado 12 de julio, será beatificado en Barcelona, España. La celebración tendrá lugar al mediodía en la iglesia de San Francisco de Sales y estará presidida, en representación del Papa, por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.
De Suiza a España
El «Pueblo Nuevo» del que hablaba Lycarion era el barrio conflictivo de la ciudad catalana, habitado por familias pobres y desfavorecidas, en el que trabajó como educador. Nacido el 21 de julio de 1870 en Bagnes, Suiza, a los 18 años ingresó en el Instituto de los Hermanos Maristas. Tras la vestición (15 de agosto de 1888), en la que tomó el nombre de Lycarion, fue enviado a Mataró, en Cataluña, y, tras emitir la profesión perpetua, el 15 de agosto de 1893 fue trasladado a la comunidad de Girona, en la primera escuela dirigida por los Hermanos Maristas en España.
La muerte
Tras una experiencia en el País Vasco como director de una guardería, fue llamado a Barcelona para fundar y dirigir una escuela llamada Patronato Obrero de San José, situada en Pueblo Nuevo. El estallido de una revuelta popular dio lugar a la llamada «Semana Trágica» de Barcelona, cuando la población se rebeló contra el servicio militar obligatorio decretado por el Gobierno español. Esto provocó saqueos e incendios, incluso de iglesias, conventos e instituciones educativas católicas. En la noche del 26 al 27 de julio de 1909, el edificio escolar de los padres maristas fue incendiado. En la mañana del 27 se abrió fuego contra los religiosos. El hermano Lycarion fue alcanzado mortalmente y su cuerpo fue mutilado a golpes de piedras y machetes.
El recuerdo del postulador
«Fue martirizado en un mundo conflictivo —explica a los medios vaticanos el postulador, fray Guillermo José Villarreal Cavazos—, un mundo similar al nuestro, entre conflictos y guerras». El legado espiritual de Lycarion, continúa, se puede resumir en tres puntos: «Vivió su vocación subrayando la fraternidad como una llamada universal, reconociéndose hermano de todos. Además, fue un educador muy presente para sus alumnos, demostrando que el Evangelio no se transmite principalmente con la predicación o con lecciones magistrales, sino con la cercanía, el diálogo y el respeto. Por último, la interculturalidad: Lycarion era un suizo que pasó su vida en España. Su vida nos desafía a vivir en entornos interculturales, promoviendo el entendimiento, la reconciliación y la paz».
Se publicó primero como En Barcelona, beatificación del marista Lycarion May: educador de los pobres