Comunicado de www.vaticannews.va —
El Observador Permanente, el arzobispo Gabriele Caccia, en su intervención en la ONU, pide que los beneficios de la IA estén al alcance de todos para que sea una «herramienta extraordinaria para la humanidad». Su uso «debe respetar los principios éticos fundamentales que incluyen la transparencia, la imparcialidad y la responsabilidad».
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La comunidad internacional está llamada a establecer «principios éticos comunes para garantizar que el uso de la IA sea verdaderamente inclusivo y no socave la dimensión social de la naturaleza humana». El arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, pidió que los beneficios de la Inteligencia Artificial estén al alcance de todos y no sólo de «unos pocos privilegiados». En el Foro Multilateral sobre STI para el Desarrollo Sostenible, celebrado el miércoles 7 de mayo, Caccia reiteró la importancia de que la tecnología y sus avances se orienten al bien común.
Riesgos sin contrapesos
La Inteligencia Artificial, explicó el arzobispo, puede ser una «herramienta extraordinaria para la humanidad», al permitir «un acceso mucho mayor al conocimiento». Sin embargo, existen riesgos relacionados con la «ausencia de controles y equilibrios adecuados», cuyos efectos podrían agravar las desigualdades y tener un impacto negativo en las relaciones sociales.
La IA debe ser accesible a todos
Utilizar la Inteligencia Artificial como criterio para resolver problemas podría desalentar «la solidaridad, la ayuda mutua y el debate» y tener como consecuencias el aislamiento de las personas y el debilitamiento del tejido social. La alarma de la Santa Sede se refiere también a la posibilidad de que una sociedad cuyos servicios básicos se basen en la IA pueda favorecer a quienes disponen de medios económicos y se benefician de «herramientas de IA avanzadas y personalizadas», mientras que otras personas tienen dificultades para «acceder a los servicios tecnológicos».
En conclusión, se indica, debe garantizarse que el uso de la IA «respete los principios éticos fundamentales que incluyen la transparencia, la imparcialidad, la inclusión y la responsabilidad».
Se publicó primero como La Santa Sede: La inteligencia artificial debe ser inclusiva y no para. pocos privilegiados