Comunicado de www.vaticannews.va —
Dos meses después de la entrada en vigor del alto el fuego en la Franja de Gaza, la directora de Comunicaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) describe la emergencia humanitaria actual y la necesidad de una solución política duradera.
Beatrice Guerrera – Ciudad del Vaticano
Cinco niños se reúnen alrededor de un teléfono móvil mientras una de sus madres lee mensajes de WhatsApp y distribuye los deberes. En Gaza, esta es una escena cotidiana en la que se ha perdido todo sentido de normalidad.
Tamara Alrifai, directora de Relaciones Exteriores y Comunicaciones de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), conoce bien la realidad cotidiana de los más de dos millones de habitantes de la Franja. Habló con Vatican News durante una visita institucional a Italia.
La educación, un salvavidas para los refugiados
En un enclave devastado por más de dos años de guerra, los niños continúan sus clases como pueden. Las escuelas de la UNRWA —180 antes del último conflicto— se han convertido en refugios para una población que ha sido desplazada en múltiples ocasiones. Por la noche, los colchones cubren el suelo de las aulas; durante el día, se apilan a un lado para que los niños y sus profesores puedan reunirse en círculo para estudiar matemáticas, ciencias y árabe.
«La educación es un pilar en la vida de los refugiados palestinos», explica Alrifai. «La ven como un pasaporte para salir de la vulnerabilidad y la pobreza. Probablemente sea lo único que no les han quitado».
Desde el alto el fuego, más de 300 000 niños han accedido al aprendizaje en línea de la UNRWA, con casi mil nuevas inscripciones cada día.
«Lo necesitan todo»
Sin embargo, las necesidades siguen multiplicándose: «La población de Gaza lo necesita todo», explica Alrifai. Los alimentos y los medicamentos siguen escaseando tras la declaración de hambruna en agosto. Más del 80% de las viviendas han quedado destruidas, lo que ha provocado el desplazamiento de la mayor parte de la población.
«Por encima de todo, la gente necesita sentirse segura. Necesita saber que el alto el fuego ha puesto fin realmente a las hostilidades, y ese no es el caso. Casi 400 personas han muerto desde que se declaró», sostiene.
La UNRWA ha continuado prestando asistencia a través de más de 12 000 miembros de su personal, a pesar de las restricciones impuestas por Israel a la entrada de suministros, medicamentos, tiendas de campaña, mantas y alimentos para bebés. El personal sigue administrando las vacunas distribuidas por otros organismos de las Naciones Unidas, incluida la Organización Mundial de la Salud, y continúa transportando agua potable.
Un papel crucial en la construcción de una paz duradera
La reconstrucción sigue siendo una cuestión decisiva tanto para la población de Gaza como para la comunidad internacional. «La reconstrucción debe estar vinculada a un proceso político que garantice la estabilidad en Gaza», asevera Alrifai.
Si bien las Naciones Unidas han acogido con satisfacción el plan de paz de 20 puntos como un paso fundamental para poner fin a las hostilidades activas, la UNRWA también se remite a la Declaración de Nueva York, «que traza el camino hacia el establecimiento de un Estado palestino que incluya Cisjordania y Gaza, y confirma el papel de la UNRWA hasta que exista un Estado plenamente operativo».
En Gaza, la UNRWA proporcionaba anteriormente casi la mitad de todos los servicios públicos; la Autoridad Palestina administraba el resto. «Hoy estamos siendo testigos de intentos concretos de impedir que la UNRWA opere en Gaza», advierte Alrifai. «Esto eliminaría la mitad del sector de los servicios públicos y crearía un peligroso vacío».
En un momento en que la comunidad internacional hace un llamamiento a la tolerancia y busca transformar el alto el fuego en una paz duradera, «este es el peor momento para crear un vacío dentro de una población traumatizada. Por eso el papel de la UNRWA es crucial durante una transición política», expresa la funcionaria de la UNRWA.
Redada inaceptable en las oficinas de Jerusalén Este
La UNRWA también se enfrenta a obstáculos cada vez mayores en Cisjordania y Jerusalén Este, empezando por una ley promulgada en enero que prohíbe sus actividades en las zonas «consideradas por Israel bajo su control». Israel también ha revocado los visados de entrada de todo el personal de la UNRWA.
El 8 de diciembre, la policía israelí entró en el recinto de la agencia en Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este, y, según se informa, incautó ordenadores y equipos en relación con presuntos impuestos impagados.
«Es absolutamente inaceptable», denuncia Alrifai. El incidente provocó reacciones internacionales en apoyo de la UNRWA y recordó a Israel que las instalaciones de las Naciones Unidas están protegidas por una convención internacional de la que es parte.
Aumento de la violencia en Cisjordania
Las condiciones en Cisjordania se han deteriorado considerablemente. «Lo que vimos en 2025 es el nivel más alto de violencia de los colonos contra los palestinos, especialmente durante la cosecha de aceitunas, junto con el mayor número de operaciones de seguridad israelíes dentro de las ciudades palestinas», dice Alrifai, y añade que, como consecuencia, los residentes de los campos de refugiados de Jenin y Tulkarem han sido desplazados.
«La UNRWA admitió rápidamente a estos refugiados desplazados en nuestros programas en ciudades cercanas», comenta, «pero el hecho es que fueron expulsados de sus hogares».
Setenta y cinco años de la UNRWA
En todo Oriente Medio persisten las tensiones regionales, y los refugiados palestinos —alrededor de 5,9 millones— siguen siendo una de las poblaciones más vulnerables. «Somos casi un «gobierno» para los refugiados palestinos en cinco zonas: Gaza, Cisjordania, Siria, Jordania y Líbano», afirma Alrifai.
Setenta y cinco años después de la fundación de la agencia, la situación de los refugiados no muestra signos de mejora. La semana pasada, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó por abrumadora mayoría a favor de renovar el mandato de la UNRWA por otros tres años.
«Es alentador saber que la mayor parte del mundo apoya a la UNRWA. Pero también es doloroso darse cuenta de que, cada tres años, una agencia temporal creada en 1950 debe renovarse porque el problema original sigue sin resolverse», señala.
La agencia se enfrenta ahora a una pérdida presupuestaria del 25% debido a los recortes en la financiación de Estados Unidos y a la retirada de varios donantes importantes, en parte impulsados por acusaciones sin verificar de vínculos con organizaciones terroristas.
«Algunas afirmaciones falsas no ayudan a los gobiernos que ya se enfrentan a múltiples crisis», concluye Alrifai. «Para muchos, es más fácil recortar la financiación que profundizar en la realidad, y esto es profundamente injusto para los palestinos».
Se publicó primero como UNRWA: Desempeñamos un papel crucial en la transición política de Gaza



