Comunicado de www.vaticannews.va —
El Secretario de Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales de la Santa Sede se dirige al Consejo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, expresando especial preocupación por la guerra en Ucrania. Ante el creciente antisemitismo y los fenómenos de intolerancia y discriminación contra cristianos, musulmanes y otras religiones, advierte: la tolerancia por sí sola no es sinónimo de verdadera libertad.
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
El arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, interviene en Viena en el 32.º Consejo Ministerial de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que se celebra hoy y mañana en el contexto del 50.º aniversario del Acta Final de Helsinki. Dirigiéndose a la presidenta Elina Valtonen, ministra de Asuntos Exteriores de Finlandia, el arzobispo insta a la organización a «renovar urgente y creativamente su compromiso fundamental con la prevención y resolución de conflictos».
En una época de intensa polarización, la invitación es a revitalizar su misión, fundada en el respeto a la persona humana y la igualdad soberana de los 57 Estados participantes. Mediante un enfoque inclusivo, debemos recuperar el espíritu de Helsinki: un espíritu de apertura, diálogo, entendimiento común, esperanza y compromiso.
Promover el diálogo y la paz
Tras observar las profundas divisiones, la creciente desconfianza y las diferentes percepciones sobre la seguridad, así como el resurgimiento de los conflictos en toda Europa, el arzobispo Gallagher se hace eco de las preocupaciones de la Santa Sede. La guerra en Ucrania es motivo de especial preocupación: «Al mismo tiempo», añade, «no podemos ignorar que, además de Ucrania, otros Estados participantes siguen enfrentándose a numerosos desafíos para su seguridad y estabilidad.
En este contexto, Gallagher hace un llamamiento: «la Santa Sede insta a todas las partes a reanudar un diálogo genuino, cesar las hostilidades y buscar una paz justa y duradera». Estas declaraciones se realizaron tras el viaje apostólico del Papa a Turquía y Líbano, durante el cual enfatizó la urgente necesidad de «personas que promuevan el diálogo y lo pongan en práctica con firme voluntad y paciente determinación». Un diálogo, aclara además el Secretario del Vaticano, que no debe considerarse «un signo de debilidad, sino la única vía para lograr la reconciliación y una estabilidad duradera».
El arzobispo Paul Richard Gallagher en la OSCE
Libertad de religión y creencias
Gallagher presta especial atención al rápido aumento de las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión. Considera alarmantes las manifestaciones de antisemitismo, así como las dirigidas contra cristianos, musulmanes y miembros de otras religiones, en toda la región de la OSCE. En este sentido, «La Santa Sede acoge con satisfacción las directrices publicadas recientemente para combatir los crímenes de odio contra los cristianos y confía en que las estructuras ejecutivas de la OSCE, junto con los Estados participantes, abordarán todas las formas de intolerancia y discriminación contra cristianos, judíos, musulmanes y miembros de otras religiones, garantizando la misma atención y evitando enfoques sesgados o selectivos».
Reafirmando que la libertad de religión o creencias es la única libertad fundamental consagrada explícitamente en el Decálogo de Helsinki, el arzobispo también insiste en que «la tolerancia por sí sola no es sinónimo de verdadera libertad».
Migración, trata de personas y protección de la dignidad
En cuanto al trato a migrantes, refugiados y desplazados, Gallagher es igualmente claro. De hecho, al concluir su intervención en Viena, enfatizó firmemente la necesidad de un lenguaje claro e inequívoco para mantener relaciones y un diálogo auténticos. «El rostro humano de la migración nunca debe ignorarse, porque la dignidad inalienable, otorgada por Dios, de cada persona humana no puede ser violada», enfatizó el representante de la Santa Sede, quien reiteró la importancia de «reconocer que cada migrante es una persona, no una mera estadística, que merece protección, hospitalidad y oportunidades para una integración significativa».
Finalmente, el Vaticano elogió los continuos esfuerzos de la OSCE en la lucha contra la trata, en particular la explotación de mujeres y niños, incluso mediante prácticas como la gestación subrogada. En este punto, el llamamiento fue contundente: «Esta atroz forma de esclavitud moderna debe erradicarse mediante una acción concertada y coordinada a nivel nacional e internacional».
Se publicó primero como Renovar el compromiso con la prevención y resolución de conflictos
