Obispos de Puerto Rico: La Navidad es una oportunidad para renovar la esperanza

Alvaro Vargas Martino – Ciudad del Vaticano

En sus mensajes de Navidad, los obispos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña invitan al pueblo que peregrina en Puerto Rico a vivir este tiempo litúrgico como una oportunidad para renovar la esperanza en medio de las realidades sociales, económicas y humanas que atraviesa el país y el mundo, informa ADN Celam, destacando que, desde sus diversas diócesis, los prelados coincidieron en señalar que la Navidad no es solo una celebración litúrgica, sino una invitación concreta a la conversión sincera, al fortalecimiento de la vida familiar, al compromiso con la paz y a la solidaridad con los más pobres, vulnerables y excluidos de la sociedad.

El arzobispo de San Juan, monseñor Roberto González Nieves, centró su mensaje en la alegría profunda que brota del nacimiento de Jesús, una alegría que no depende de las circunstancias, sino de la certeza de que Dios habita en medio de su pueblo, y exhortó a traducir esta alegría en gestos concretos de unidad, acogida y solidaridad, invitando a no olvidar a los inmigrantes, a los niños, a los ancianos que viven en soledad, a los confinados y a quienes padecen pobreza, enfermedad o exclusión, para que la esperanza se haga visible en obras de misericordia.

Por su parte, el obispo de Ponce, Rubén González Medina, recalcó que la Navidad proclama la fidelidad de Dios, aun en tiempos marcados por incertidumbres y heridas sociales, destacando que la esperanza cristiana no es frágil ni pasajera, y exhortó a transformar las cargas en confianza y las heridas en caminos de paz, promoviendo comunidades que sean verdaderos hogares de fraternidad. E invitó a abrir el corazón al estilo de María y a servir con alegría a quienes viven en soledad o sufrimiento.

Refiriéndose al contexto de los conflictos armados y la violencia que persisten en el mundo, el obispo de Arecibo, Alberto Figueroa Morales, señaló las consecuencias devastadoras que deja la guerra, reiterando que nunca es tarde para aprender, corregir el rumbo y apostar decididamente por la paz. Y recordando que Jesús es el Príncipe de la Paz, llamó a trabajar activamente por ella en Puerto Rico, en el Caribe y a nivel global, como camino imprescindible para la vida, la justicia y la convivencia entre los pueblos.

A su vez, el obispo de Caguas, Eusebio Ramos Morales, enfatizó que la Navidad es la manifestación de la luz de Cristo que irrumpe en las sombras de la humanidad. Destacó que el Hijo de Dios se hace pobre y cercano para ofrecer vida nueva, perdón y misericordia, e invitó a adorar al Niño Jesús con sencillez y a abrirle el corazón para renovar la fe y la esperanza, subrayando que, con Cristo, es posible vencer la violencia, el egoísmo, el odio y la indiferencia, y construir una Iglesia más fraterna, sinodal y misionera.

En el contexto del 50.º aniversario de la diócesis de Mayagüez, su obispo Ángel Luis Ríos Matos expresó gratitud por la fe vivida durante medio siglo de servicio pastoral, reconociendo el esfuerzo de las comunidades y familias que han sostenido la vida eclesial con generosidad y sacrificio, e invitó a renovar el compromiso misionero y a seguir creciendo en fraternidad, pidiendo la paz para Puerto Rico, el Caribe y América Latina, bajo la protección de la Sagrada Familia de Nazaret.

Por su parte, el obispo de Fajardo-Humacao, Luis Miranda Rivera, quien subrayó que la Navidad es el misterio del Dios que se hace cercano y esperanza viva para la humanidad, enmarcó su mensaje en el Año Jubilar por el aniversario de la Coronación Canónica de Nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia, invitando a contemplar a María como modelo de fe y confianza total en Dios, y a dejarse guiar por ella hacia Jesús. Y exhortó a vivir la caridad con gestos concretos, fortalecer las familias y caminar como un pueblo unido y agradecido.

Y el obispo auxiliar de San Juan, Tomás González González, quien resaltó que la Navidad es fruto del amor fiel de Dios que acompaña la historia humana, destacó que celebrar esta fiesta desde la fe y las tradiciones puertorriqueñas ayuda a mantener abiertos los corazones a la acción de Dios, y animó a vivir la Navidad como una oportunidad para fortalecer la esperanza, la caridad y el compromiso cristiano, dando testimonio de que el Mesías ha nacido y sigue caminando con su pueblo.