Comunicado de www.vaticannews.va —
En el tercer aniversario de la muerte de Benedicto XVI, el cardenal presidió una Misa en la basílica vaticana. En la homilía destacó que el Pontífice fallecido «dejó una inmensa herencia teológica de excepcional calidad» y que por ello es considerado uno de los más grandes intelectuales católicos de nuestro tiempo. Al recordar además que también León XIV bebe del patrimonio espiritual y teológico de san Agustín, subrayó que «ambos ponen a Jesucristo en el centro de la fe de la Iglesia».
Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano
Cooperador de la verdadun «cooperador de la verdad»: así se definía Joseph Ratzinger, 265º sucesor de Pedro, que concluyó su vida terrena el 31 de diciembre de 2022, a los 95 años. Lo recordó el cardenal Gerhard Ludwig Müller, pref pecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien esta tarde, 30 de diciembre de 2025, presidió en el Altar de la Cátedra de la basílica vaticana una Misa en memoria de Benedicto XVI, en el tercer aniversario de su fallecimiento. Al iniciar la liturgia eucarística, concelebrada por varios sacerdotes y por el presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger–Benedicto XVI, el padre Federico Lombardi, el cardenal afirmó que Ratzinger «no es una persona del pasado, sino un miembro del Cuerpo de Cristo vivo, que es uno en el cielo y en la tierra», y dirigió también un pensamiento a León XIV. «Como el papa Benedicto, también él bebe del patrimonio espiritual y teológico del gran doctor de la Iglesia, san Agustín —subrayó—; por eso ambos ponen a Jesucristo en el centro de la fe de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo: in illo uno unum sumus».
Siempre al servicio de la Palabra de Dios
En su homilía, pronunciada en inglés, el purpurado recorrió la existencia del Pontífice alemán que, como profesor de teología y como predicador, «se puso constantemente al servicio de la Palabra»; como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe mostró «una altísima diligencia» y «precisión intelectual»; y como Pontífice «fue uno de los más grandes teólogos» en la Cátedra de Pedro.
«Nos ha dejado una inmensa herencia teológica de excepcional calidad y ha sido justamente reconocido como uno de los grandes intelectuales católicos de nuestro tiempo», afirmó el cardenal Müller, añadiendo que «incluso Jürgen Habermas, el más importante representante de la Escuela neomarxista de Fráncfort, que encarna el mundo intelectual de una modernidad sin Dios», buscó el diálogo con él, convencido de que «creyentes y no creyentes podían colaborar para salvar al mundo moderno de la fría muerte del antihumanismo y del transhumanismo».
La funciona todo
Para el prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la teología de Ratzinger «es un don para toda la Iglesia» y para «las generaciones futuras». A su todo funcionaun proyecto de dieciséis volúmenes con una estimación de unas 25.000 páginas, pueden recurrir quienes tengan «intereses espirituales, teológicos, filosóficos o teórico-culturales, antiguos y nuevos», o deseen profundizar en el año litúrgico o en el conocimiento del Concilio Vaticano II.
«Si un cristiano en busca de inspiración y turbado en la fe me preguntara qué debería leer sobre todo, le aconsejaría los tres volúmenes sobre Jesús de Nazaret», continuó Müller, precisando que esos tres libros fueron publicados con su nombre personal «para distinguir su autoridad teológica de la papal».
Fe y razón
En la reflexión del purpurado hubo también una referencia al «conflicto entre fe y razón» surgido a partir de la Ilustración. «A menudo ha parecido que las conclusiones de la investigación bíblica histórico-crítica, de la epistemología filosófica e incluso —en particular en las cuestiones relativas al origen del universo y de la vida— la fe en Dios Creador y en Jesucristo, el único Salvador, estuvieran en contradicción», observó, aclarando sin embargo que «no hay contradicción con la Verdad revelada sobre el mundo y la humanidad» y que «la fe no necesita ser validada por las conclusiones siempre falibles de la ciencia empírica», pues «se funda en la Palabra de Dios, por medio de la cual todo lo que existe ha venido a la existencia».
Además, «Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, es la verdad misma en su Persona divina»; por ello —subrayó el cardenal— «nuestro conocimiento de Dios en el Espíritu Santo es infalible y no puede ser puesto en duda por un conocimiento puramente mundano». De ahí que la tarea de los teólogos sea demostrar la unidad «entre la fe revelada y el conocimiento secular más reciente expresado en las teorías».
El cristianismo, encuentro con una persona: Jesús
Por último, Müller remarcó algo que Ratzinger repitió en numerosas ocasiones: que «el cristianismo, con todas sus grandes conquistas culturales en la enseñanza social, en la música y el arte, en la literatura y la filosofía, no es una teoría ni una visión del mundo, sino un encuentro con una persona», Jesús, que «es la Verdad», «la luz que ilumina a todo ser humano». Y que la Iglesia «no es una organización creada por el hombre con un grandioso programa ético y social», sino la comunidad de los discípulos de Cristo, que ante el mundo profesan haber contemplado su gloria «como la del Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad»; discípulos entre los cuales se cuenta también Joseph Ratzinger, teólogo, obispo, cardenal y Papa.
Se publicó primero como Müller: Ratzinger, un cooperador de la verdad; su teología, un don eclesial



