La bioeconomía abarca las actividades que brindan soluciones sustentables utilizando recursos biológicos para generar valor agregado. En la UE, actualmente genera hasta 2,7 billones de euros y emplea a 17,1 millones de personaspero gran parte de su potencial sigue sin explotar. La Comisión Europea estima que la bioeconomía de la UE podría crecer 18% por año – con el apoyo adecuado.
El recién publicado Estrategia de bioeconomía de la UE pretende ser el catalizador que haga realidad este crecimiento potencial al permitir la innovación necesaria para los mercados nuevos y existentes, todos los cuales requieren materiales y soluciones tecnológicas probados y de base biológica.
Varios proyectos financiados por LIFE ya están poniendo en práctica estos objetivos, convirtiendo biomasa y subproductos industriales infrautilizados en materiales, energía y servicios valiosos.
Un ejemplo es el Proyecto GR4SSque apunta a una biomasa que a menudo se pasa por alto: la hierba cortada de los bordes de las carreteras. En lugar de desecharse, estos recortes se recolectan y se introducen en digestores anaeróbicos para producir biometano verde, fibras de digestato y materiales sustitutos del suelo. El proyecto holandés ha demostrado que esta biomasa no utilizada puede convertirse en una alternativa lucrativa a los combustibles fósiles y al mismo tiempo generar nuevas fuentes de ingresos en las zonas rurales. Sólo en los Países Bajos, implementar diez de los digestores de GR4SS podría producir 25 mil millones de litros de gas verde y reducir las emisiones de dióxido de carbono en 125 800 toneladas.
Similarmente, VIDA CEBRA en España está convirtiendo otro subproducto industrial pasado por alto en un potencial negocio verde. Al extraer compuestos bioaromáticos del «licor negro», un subproducto de la pulpa y el papel que normalmente se quema para recuperar energía, el proyecto produce antioxidantes renovables y aditivos para filtros UV. Los productos resultantes pueden igualar o superar el rendimiento de los aditivos sintéticos convencionales, convirtiéndolos en una alternativa sostenible para varios sectores, incluidos los cosméticos, el caucho, los combustibles, los lubricantes y los polímeros, lo que demuestra cómo los residuos industriales pueden suministrar cadenas de valor circulares.
En otras partes de Europa, Mi SUELO ilustra otra forma en que la bioeconomía crea valor al restaurar ambientes dañados. En Francia, Italia y España, el proyecto LIFE utiliza la biorremediación basada en hongos para remediar suelos contaminados con hidrocarburos totales del petróleo (TPH), un amplio grupo de contaminantes derivados del petróleo procedentes de combustibles y actividades industriales, y puede eliminar hasta el 90 % de los TPH para que la tierra vuelva a ser utilizable. En toda Europa, se estima 2,5 millones de sitios puede verse afectada por la contaminación por TPH, lo que representa un área grande con valor ambiental, económico o social limitado. Sin embargo, MySOIL demuestra que existe una solución rentable y de base biológica, en lugar de depender de métodos de remediación convencionales que consumen mucha energía, como la desorción térmica o la incineración.
Juntos, ZEBRA-LIFE, GR4SS y MySOIL muestran cómo la innovación de base biológica puede convertir recursos ignorados y tierras degradadas en oportunidades comerciales viables. Sus datos del mundo real sobre rendimiento, costos e impacto ambiental también fortalecen los argumentos para ampliar estas soluciones, ayudando a que la bioeconomía de Europa siga creciendo.
Estos proyectos están totalmente alineados con los objetivos del Pacto Verde Europeoel UE Estrategia de productos químicos para la sostenibilidadel Directiva sobre energías renovables y el UE Estrategia de suelos para 2030.
Publicado anteriormente en The European Times.


