Reunido el 27 de noviembre, el Comité Asesor Mundial sobre Seguridad de las Vacunas de la OMS examinó 31 importantes estudios de investigación publicados entre 2010 y agosto de 2025.
El análisis abarcó datos de varios países y analizó tanto las vacunas en general como las que contienen tiomersal, un conservante que a veces se utiliza para prevenir la contaminación en viales multidosis.
‘Perfil de seguridad positivo’
Según el comité, la última revisión “apoya firmemente el perfil de seguridad positivo de las vacunas utilizadas durante la infancia y el embarazo» y «confirma la ausencia de un vínculo causal con los trastornos del espectro autista”.
Los expertos también revisaron las preocupaciones sobre ciertas vacunas que contienen cantidades muy pequeñas de sales de aluminio, que ayudan al cuerpo a crear una respuesta inmune más fuerte.
Esta evaluación se basó en estudios publicados durante más de dos décadas, así como en un gran estudio nacional de Dinamarca que siguió a los niños nacidos entre 1997 y 2018.
El comité de la OMS concluyó que la evidencia “no muestra ninguna asociación entre las trazas de aluminio utilizadas en algunas vacunas y el TEA”, y destacó que estos ingredientes se han utilizado de forma segura durante muchas décadas.
Tras la revisión, el grupo reafirmó conclusiones anteriores emitidas en 2002, 2004 y 2012: “Las vacunas, incluidas las que contienen tiomersal y/o aluminio, no causan autismo.”
La OMS instó a los gobiernos a garantizar que las políticas de vacunas sigan arraigadas en la ciencia, señalando que “los esfuerzos mundiales de inmunización infantil representan uno de los mayores logros en la mejora de las vidas, los medios de subsistencia y la prosperidad de las sociedades”.
En los últimos 50 años, la OMS estima que las vacunas han salvado al menos 154 millones de vidas.
Debate en Estados Unidos
La actualización sigue a una declaración de la OMS emitida el 24 de septiembre, tras un renovado debate político en los Estados Unidos. Esa declaración advirtió contra el resurgimiento de teorías desacreditadas que vinculan las vacunas con el autismo, enfatizando que “existe una base de evidencia sólida y extensa que demuestra que las vacunas infantiles no causan autismo”.
Los estudios que sugerían lo contrario, dijo la OMS en ese momento, eran erróneos y han sido desacreditados durante mucho tiempo.
La OMS reiteró que décadas de investigaciones independientes llegan a la misma conclusión: las vacunas son seguras, eficaces y fundamentales para la salud pública.
La organización dijo que continuará revisando la evidencia emergente y asesorando a los países basándose en la ciencia más sólida disponible.


