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Bélgica 2025: cultura abundante, presupuestos bajo presión

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Entre Bruselas, Flandes y Valonia, el año cultural 2025 mostró una Bélgica creativa, plural y muy viva, pero también más atenta a las cuestiones de financiación, acceso y cohesión.

Resumen. En 2025, la cultura belga siguió haciendo lo que mejor sabe hacer: mezclar idiomas, escenas y públicos. Bruselas ha jugado la carta del patrimonio y el diseño (con un fuerte retorno del art déco), sin dejar de ser un cruce de caminos para el arte contemporáneo, el cómic y el cine. Los grandes festivales han confirmado el lugar del país en el mapa europeo, desde Boom hasta Dour y Kiewit. Pero el año también estuvo marcado por debates muy concretos: subvenciones, estabilidad política y acceso público a una oferta que pretende ser “para todos”.

Bruselas, escaparate cultural y laboratorio urbano

En la capital, 2025 ha vuelto a poner el patrimonio en el centro de la conversación. La ciudad se cuenta entre líneas geométricas, dorados, cristales y modernidad: el “año art déco” ha multiplicado los encuentros, con exposiciones y visitas guiadas que sitúan a Bruselas en la historia europea del estilo de los años 1920 y 1930. El museo BELvue, por ejemplo, destacó el art déco como un lujo… y como una producción que se había vuelto accesible a una clase media en rápido cambio.

Bruselas también continuó haciendo lo que ha estado haciendo “en casa” durante mucho tiempo: yuxtaponer lo muy institucional y lo muy popular. Un fin de semana de free jazz en las plazas, una gran feria de arte contemporáneo en la Expo de Bruselas y, a unas pocas estaciones de metro, lugares más pequeños donde se prueban nuevos formatos, desde performance hasta stand-up, desde documental hasta concierto híbrido.

En este paisaje, las grandes casas siguen siendo puntos de referencia. En BOZAR, la exposición Khoros de Berlinde De Bruyckere (presentada del 21 de febrero al 31 de agosto de 2025) ilustró una fuerte tendencia: artistas belgas visibles internacionalmente, pero también mostrados “en casa”, en un programa que asume el diálogo entre la historia del arte contemporáneo y un público amplio.

Arte contemporáneo: Bruselas confirma su lugar

En el mercado y en el escenario, Bruselas ha continuado su transformación: menos “ciudad de paso” que antes, más una base trasera para galerías, artistas y coleccionistas. la feria Arte Bruselas En 2025, ha insistido en el descubrimiento y en lo sin precedentes, con una fuerte presencia internacional, manteniendo al mismo tiempo un anclaje belga. La receta funciona porque casa con el ADN local: una ciudad donde pasamos del francés al holandés (y al inglés) sin que la creación se disculpe por ser múltiple.

Escenas vivas: cuando Bruselas “se convierte en escuela”

Las artes escénicas también marcaron la pauta. Kunstenfestivaldesarts celebró su 30mi edición del 9 al 31 de mayo de 2025, recordando que Bruselas no es sólo una capital administrativa: es una ciudad de teatro, danza y espectáculo, donde lo internacional se vive a diario.

Y cuando llega finales de mayo, la música sale afuera. EL Fin de semana de jazz en Bruselas (del 23 al 25 de mayo de 2025) ha mantenido su fórmula: conciertos gratuitos, grandes plazas y pequeños escenarios, mezcla de generaciones: una manera sencilla de hacer la cultura “práctica”, sin barreras innecesarias.

Un verano de festivales: del Boom al Dour, de Kiewit a… todas partes

Bélgica confirmó en 2025 que sigue siendo un país de festivales, en sentido amplio, y no sólo para los que lo saben. El verano es una geografía cultural en sí misma: cruzamos provincias como cruzamos estilos.

  • El mundo del mañana En Boom (dos fines de semana, del 18 al 20 de julio y del 25 al 27 de julio de 2025) recordó su poder de atracción global. La edición estuvo marcada por un acontecimiento espectacular: el incendio que destruyó el escenario principal unos días antes de la inauguración, sin causar heridos, y la continuación del festival con soluciones adaptadas.
  • Festival severo (del 16 al 20 de julio de 2025) siguió defendiendo una programación de “gran brecha”, capaz de alinear música electrónica, rap, rock y experimentos, con una identidad muy belga: abierta, sin esnobismo.
  • Pukkelpop En Kiewit (Hasselt), del 14 al 17 de agosto de 2025, continuó su tradición: diversidad de escenarios, grandes nombres y descubrimientos, y una logística diseñada para grandes multitudes, incluso a través de trenes de eventos.

Junto a estos gigantes, la cultura belga 2025 también se ha contado a través de festivales de “barrio” y de la diáspora, que marcan una clara diferencia en inclusión y representación. En Bruselas, por ejemplo, el Festival Afrodisíaco (Bois de la Cambre) destacó la creatividad de la diáspora africana, entre música, gastronomía y talleres, en una ciudad donde la cultura también se escribe con las comunidades.

Cine y cómic: dos firmas belgas que nunca pasan de moda

Bélgica 2025 es también una identidad cultural que se manifiesta a través de las imágenes: en la gran pantalla y en las burbujas. EL Festival Internacional de Cine de Bruselas (BRIFF) se celebró del 20 al 28 de junio de 2025, confirmando el lugar de Bruselas como escaparate del cine europeo y francófono, pero también como lugar de debate público en torno a historias contemporáneas.

En Gante, Festival de cine de caballero (del 8 al 19 de octubre de 2025) anunció una novedad estructurante: la introducción de Jornadas de cine de Flandes de cara al festival, señal de un sector que quiere aunar creación, industria y visibilidad internacional. La lista de 2025 confirmó la atención prestada a las cuestiones sociales, con un Gran Premio otorgado a La voz de Hind Rajab (Kaouther Ben Hania), según el festival.

Y luego, obviamente, están los cómics: un orgullo nacional compartido, desde Bruselas hasta Charleroi, desde Lieja hasta la costa. EL Festival del Cómic BD En 2025, ha reunido al público en torno a exposiciones, encuentros y premios, recordándonos que el cómic no es sólo un patrimonio: es también una industria creativa y un lenguaje común entre generaciones.

El quid de la cuestión: presupuestos, estabilidad, acceso

Este panorama estaría incompleto sin la pregunta que surge en todas partes de Europa –y “a fortiori” en Bélgica: ¿cómo financiamos la cultura y con qué prioridades?

En 2025, varias señales mostraron un nerviosismo creciente. En Flandes, se pospuso la decisión sobre la asignación de subsidios socioculturales (para la educación continua y las organizaciones de vida comunitaria), lo que alimentó un debate público sobre el papel y la legitimidad de esta financiación. En Bruselas, el largo estancamiento político regional también ha pesado sobre el ecosistema, creando incertidumbre sobre ciertas asignaciones y la continuidad de los proyectos. En un país federal, la cultura depende mucho de los niveles de poder: cuando la máquina se paraliza, las estructuras –especialmente las más pequeñas– lo notan rápidamente.

Para los actores culturales, el desafío es doble: garantizar una creación ambiciosa y mantener una accesibilidad real (precio, movilidad, difusión, mediación). En definitiva: evitar que la cultura se convierta en un lujo. Como tal, los formatos gratuitos o muy asequibles (jazz al aire libre, rutas patrimoniales, festivales de barrio) seguirán siendo una fortaleza belga en 2025 y una verdadera opción social.

Una cultura belga “al estilo belga”: plural, cercana y no siempre de acuerdo

La cultura belga, en 2025, no puede reducirse a una imagen de postal. Está hecho de compromisos, fricciones, traducciones y convivencias. A veces es complicado, pero también es una ventaja: puedes vivir a veinte minutos de una gran exposición, de una escena electrónica, de un festival de teatro o de un encuentro de cómics. Y, “una vez”, esa es quizás la verdadera singularidad belga: una densidad cultural que te obliga a elegir… incluso cuando realmente quisieras hacerlo todo en una sola semana (o incluso en setenta y dos horas).

Publicado anteriormente en Almouwatin.

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