Comunicado de www.vaticannews.va —
Durante la segunda edición del encuentro «Meaning Meets Us», organizada por Scholas Occurrentes del 2 al 5 de noviembre en Roma y el Vaticano, los chicos universitarios, de entre 23 y 27 años, descubrieron un espacio para hablar sin miedo, reconocerse como iguales y soñar juntos con la paz. “Aquí pudimos ser nosotros mismos”, afirman.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
“En Roma sentí que podía ser yo misma. No tuve que fingir opiniones ni esconder lo que pienso”. Con voz serena pero cargada de emoción, Shadan Khatib, joven árabe palestina que vive en Israel, resume así su experiencia en la segunda edición del encuentro El significado nos encuentraorganizado por Scholas Occurrentes del 2 al 5 de noviembre de 2025 en Roma y el Vaticano. Durante cuatro días, cincuenta estudiantes israelíes, palestinos y estadounidenses compartieron talleres, juegos, momentos de reflexión y oración. El encuentro, nacido del programa encuentros intermediosbusca ofrecer un espacio de diálogo y escucha entre jóvenes que han crecido en medio del conflicto, y que hoy desean transformar la desconfianza en amistad y el miedo en esperanza.
Para Shadan, uno de los momentos más significativos fue el diálogo con el cardenal George Jacob Koovakad, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso. “Le conté algo muy íntimo —dice—: que los árabes palestinos que vivimos dentro de Israel cargamos con una doble identidad. Todos los días enfrentamos una gran confusión. En la universidad o en el trabajo no siempre podemos expresar lo que pensamos. Es difícil para ambos lados, el árabe palestino y el israelí judío, porque no hay diálogo real, no hablamos con libertad ni con verdad”.
Sin embargo, en Roma —afirma— las máscaras cayeron: “Aquí todos somos iguales, todos podemos hablar libremente. Me sentí libre, sin miedo, siendo mi verdadero yo”. Por eso, al concluir la experiencia, Shadan quiso lanzar un mensaje a otros jóvenes: “Animo a todos a decir lo que piensan sin miedo. Nuestro tiempo es difícil, pero tenemos muchas herramientas —como la inteligencia artificial— para construir algo distinto. Debemos ser nosotros mismos”.
“Detrás del conflicto hay personas”
Desde Tel Aviv, Yehonatan Grill, estudiante de la Universidad de esa ciudad, comparte un sentimiento similar. “Después de dos años de guerra y tanto dolor, este encuentro fue una oportunidad para respirar, para hablar de lo que sentimos y empezar a imaginar un futuro distinto”, explica.
“Fue muy especial ver que detrás de todo el odio, de las opiniones diferentes y de las heridas, hay personas —añade—. Personas que disfrutan salir, reír, jugar al fútbol, tener amigos. Y cuando nos conocemos, nos damos cuenta de que tenemos mucho en común”.
Para Yehonatan, fue una especie de “quiebre” en la rutina de silencio que domina los campus universitarios en su país: “En teoría, la universidad debería ser un espacio para el intercambio de ideas. Pero en estos años no había libertad para hablar del conflicto, ni siquiera entre nosotros. Este programa nos ofreció un lugar para escucharnos, discutir, incluso pelear —educadamente—, pero con respeto y cariño. Eso casi no existe en casa”.
Al término de la Audiencia General con el Santo Padre León XIV el miércoles 5 de noviembre, Yehonatan tuvo la oportunidad de saludar al Pontífice junto a otros jóvenes de Israel, Palestina y Estados Unidos. “Le conté al Papa sobre nuestro programa, que estamos construyendo puentes entre judíos, musulmanes y cristianos. Él me respondió que todos debemos trabajar por la paz y que sabe cuán importante es hacerlo en Israel. Sonrió y nos animó a seguir adelante”. Esa sonrisa, dice Yehonatan, se convirtió en una señal de esperanza: “Nos recordó que todos merecemos un futuro mejor y que está en nuestras manos empezar a cambiar las cosas, hablando entre nosotros, conociéndonos, creando comunidad. Detrás de todas las diferencias hay seres humanos que quieren vivir en paz”.
“La paz verdadera viene de abajo y se construye con los jóvenes”
El director mundial de Scholas Occurrentes, José María del Corral, explica que esta segunda edición del programa tuvo un tono diferente al del primer encuentro, realizado en febrero: “Pensábamos que, tras el fin de la guerra, encontraríamos más alegría. Pero lo que vimos fueron rostros tristes, jóvenes desilusionados, sin mucha esperanza. No obstante, cuando comenzaron las dinámicas de Scholas, recuperaron algo muy valioso: el ser niños”.
Entre juegos de confianza, ejercicios artísticos y experiencias de silencio, los participantes descubrieron una libertad nueva.
“Muchos decían —cuenta Del Corral— que en sus países viven con una doble personalidad, pero aquí, en el Vaticano, pudieron ser ellos mismos. En una de las actividades, un israelí y una palestina coincidieron en agradecer al cardenal Koovakad por brindarles un espacio donde se sintieron iguales y escuchados. Esa es la Iglesia madre, que acoge a todos”. El encuentro no fue teórico ni distante. “Había jóvenes que habían combatido, que habían perdido a familiares —subraya Del Corral—. No hablaban desde los libros, sino desde la vida. Y sin embargo, aquí se encontraron, se miraron a los ojos y comenzaron a creer otra vez”.
El Papa León XIV los saludó personalmente durante la Audiencia General y los animó a multiplicar la experiencia en sus comunidades. “Ellos están convencidos de que la paz verdadera no viene de arriba, sino desde dentro y desde abajo —concluye Del Corral—. Como decía Francisco y ahora repite León XIV, los jóvenes no son el futuro: son el presente. Y este presente necesita de su valentía para construir puentes”. Así, entre lágrimas, risas y silencios, los jóvenes de encuentros intermedios regresan a sus países con un compromiso común: seguir hablando, seguir escuchando, seguir soñando con una paz que no se imponga, sino que nazca del corazón. “Porque la inteligencia artificial puede predecir el futuro”, les dijo Del Corral, “pero ustedes pueden crearlo”.
Se publicó primero como Puentes de esperanza entre jóvenes de Israel, Palestina y EE.UU.



