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Parolin en Pompeya: Una ciudad de esperanza, oración y misericordia

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Comunicado de www.vaticannews.va —

El Cardenal Secretario de Estado presidió este 13 de noviembre, como legado papal, la solemne Misa que conmemora el 150 aniversario de la llegada de la pintura de Nuestra Señora del Rosario a la ciudadela campana. En tiempos donde todo se mide por la eficiencia y la utilidad, la Virgen María nos enseña la «prisa del corazón» que nos impulsa a proclamar el amor de Dios y a no descuidar las necesidades de los demás.

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El santuario mariano de Pompeya vive un verdadero «Jubileo dentro del Jubileo», como destacó la mañana de este jueves, 13 de noviembre, el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, en su calidad de legado papal, al presidir la solemne Misa que conmemora el 150 aniversario de la llegada de la pintura de Nuestra Señora del Rosario. La ocasión también conmemoró la canonización, el pasado 19 de octubre, de Bartolo Longo, fundador y benefactor de la ciudadela de Campania, precisamente en este 2025, cuando la Iglesia celebra el Año Santo de la Esperanza.

La cercanía del Papa

Participaron en el rito —precedido por un momento de oración y veneración, que el cardenal dirigió dentro del santuario, ante los restos de San Bartolo Longo— el arzobispo Tommaso Caputo, Prelado y delegado papal de Pompeya, numerosos obispos y sacerdotes, autoridades civiles y militares, junto con innumerables fieles y devotos peregrinos que habían venido de diversas partes de Italia. El legado papal transmitió a todos el saludo de León XIV: «El Papa también se une a nosotros espiritualmente en nuestras oraciones», dijo. «En este día, lo sentimos cerca, presente entre nosotros, y encomendamos su persona y su ministerio apostólico a la protección de María, para que guíe a la Iglesia con la sabiduría y la fuerza que vienen de lo alto».

Homilía del cardenal Pietro Parolin

Parolin en Pompeya: Una ciudad de esperanza, oración y misericordia

Homilía del cardenal Pietro Parolin

La ternura y el cuidado de María

El Santuario de Nuestra Señora del Rosario, continuó Parolin, es «una casa de oración y esperanza para muchos», un lugar donde uno puede sentirse «envuelto en la misma ternura que María ofreció a la casa de Isabel: una presencia silenciosa y amorosa, llena de fe y amor». Hoy, sin embargo, enfatizó el legado papal, todo suele suceder «con prisa» y todo se mide «en términos de rendimiento, eficiencia y utilidad». Y si bien todo esto produce cosas buenas, al mismo tiempo, «la otra cara de este frenesí es la distracción del corazón», que desvía la atención de las personas, sus necesidades y dolores, convirtiendo la prisa en huida. «Nos apresuramos para evitar pensar, para evitar cuestionar el profundo sentido de la vida. Una sociedad apresurada, de hecho, pasa por alto fácilmente las grandes preguntas sobre el sentido de la vida», señaló.

La prisa del alma no es mero activismo

Al contrario, la prisa de la Virgen María hacia su prima Isabel es «una prisa interior, nacida del corazón y de un profundo anhelo de relatar las grandes obras de Dios». No se trata de «velocidad física, sino de la prisa del alma» de quienes sienten la urgencia, «la prioridad absoluta», de compartir la alegría del amor de Dios con los demás, iluminando su camino. De ahí la invitación del Secretario de Estado a todos los cristianos, llamados a «imitar esta prisa» y no la «prisa superficial de quienes se dejan llevar por el activismo».

El ejemplo de San Bartolo Longo

Además, San Bartolo Longo actuó precisamente así: tras experimentar una profunda crisis interior en busca de luz, verdad y sentido, en la Virgen María descubrió el camino seguro hacia Dios, la paz que el mundo no podía ofrecerle, sintiendo de inmediato la urgencia de proclamar a los demás que el Señor está cerca, ama a todos y nada está perdido. De esa urgencia, observó el Secretario de Estado, nació Pompeya, ciudad de esperanza, oración y misericordia, un precioso punto de referencia en tiempos a menudo violentos y vulgares como los actuales.

El cardenal Pietro Parolin en Pompeya

El cardenal Pietro Parolin en Pompeya

El cardenal Pietro Parolin en Pompeya

El amor puro y generoso del Evangelio

El cardenal finalmente encomendó a toda la Iglesia a la Virgen María, cuya ambición no es ser honrada como si fuera una diosa, sino servir a su Hijo, ayudándonos a comprender su Evangelio de ternura, don y amor puro y generoso, recitando la tradicional súplica ante ella, espejo de la belleza de Cristo, Madre de la esperanza y Madre tiernísima.

Saludos del Arzobispo Caputo

Al inicio de la celebración, el Arzobispo Caputo saludó al cardenal Parolin: «Hoy, Pompeya, «bastión de paz», le da la bienvenida con alegría», dijo, relatando la historia de la pintura de la Virgen del Rosario que se conserva en el santuario. Donada a Bartolo Longo y su esposa Marianna Farnararo De Fusco, fue transportada de forma singular desde Nápoles a Pompeya en un carro de estiércol. «Un comienzo humilde, acorde con la voluntad de Dios, que sabe sacar grandes cosas de las realidades más insignificantes», subrayó el Arzobispo Caputo. «En pocos años, el Valle de Pompeya se convirtió en un faro de fe y caridad».

MIsa en el santuario de Pompeya

MIsa en el santuario de Pompeya

MIsa en el santuario de Pompeya

Promoción de la oración del Rosario

Finalmente, el Arzobispo-Prelado enfatizó la importancia de promover la oración del Rosario en la Iglesia, desarrollando su «alma cristológica y contemplativa», como lo indicó León XIV en su Carta de Nombramiento al Cardenal Parolin, publicada el 8 de noviembre.

Se publicó primero como Parolin en Pompeya: Una ciudad de esperanza, oración y misericordia

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