Comunicado de www.vaticannews.va —
El arzobispo Amarante, que recibió a León XIV en su universidad para la inauguración del año académico, reitera la invitación del obispo de Roma a construir la fraternidad a través de la formación académica. Apoya el compromiso de tender puentes dentro y fuera de la estructura: «La unidad no significa que todos hagan lo mismo. La unidad existe si sirve al bien común».
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
La verdadera cuestión problemática es que hoy en el mundo ya no se sabe qué es realmente la cultura. Quien admite este desconcierto generalizado es el Rector de la Pontificia Universidad Lateranense, monseñor Alfonso Vincenzo Amarante, que esta mañana, 14 de noviembre, acogió al Papa para la inauguración del 253.º año académico.
Testimoniar el lenguaje del amor a quien no cree
«El Santo Padre ha puesto el dedo en un gran problema», comenta a los medios vaticanos el arzobispo tras la visita del Sucesor de Pedro. «Hoy en día también parece cultura lo que no lo es. Por lo tanto, sería necesario reflexionar sobre lo que es cultura y hasta qué punto hoy es capaz de transmitir algo de valor a sí misma y a los demás. Si la cultura no tiene estos puntos esenciales, no podríamos decir que es cultura».
El desafío relanzado por el Papa, según Amarante, no es fácil pero es ineludible. El llamamiento a la unidad, tan importante para el Pontífice, al fortalecimiento de las redes de trabajo anuncio intra y anuncio extradebe entenderse: «Unidad no es que todos hagamos lo mismo. La unidad existe si tiene una cúspide, en este caso el bien común. Entonces, la unidad entre los cristianos es ese gran esfuerzo de testimoniar no a nosotros mismos, sino a Cristo. Deberíamos ser portadores alegres de un encuentro que ha trastornado nuestras vidas», subraya el Rector.
El Papa evocó el «gimnasio de diálogo» cuando habló del entorno universitario. «Esto tampoco es fácil», observa Amarante explicando que se trata de poner en práctica la disponibilidad para cambiar estilos y lenguajes:
«Quizás hoy usamos un lenguaje, un registro que la mayoría de las personas ya no logra percibir. Estar en el centro de la Urbe significa testimoniar un nuevo lenguaje, el del amor. Es necesario, por ejemplo, comprender en primer lugar la escala de valores de aquellos que ya no creen y si estos valores pueden ser algo compartido, si pueden entrar en nuestra tradición, en nuestra cultura».
Laicos y sacerdotes preparados para ser más sólidos y creíbles
Se necesitan laicos y sacerdotes preparados y competentes, exhortó León XIV en el Aula Magna de la Universidad. El rector precisa que se trata de un problema que debe insertarse en un marco cultural mucho más amplio:
«Hoy en día, al haber un tipo de formación especializada, se corre el riesgo de que falte una visión de conjunto. Por lo tanto, cuando hablamos de un descenso cultural, en realidad no significa que no haya cultura, sino que hay una cultura tan sectorial que excluye todas las demás formas importantes».
Sobre el descenso en las inscripciones, tal como ya fue expresado en la introducción al encuentro con el Papa por el cardenal Reina, Gran Canciller de la Universidad, el Rector reitera que este depende de la caída demográfica en Italia.
«Las nuevas vocaciones llegan de los Países emergentes donde la familia y los hijos ocupan un papel central a nivel social. No lo digo de forma negativa, creo que vivimos en una fase de transición. Ciertamente, el descenso demográfico existe, tendremos cada vez menos sacerdotes y especialistas, pero, esperamos, más testigos».
Lo importante es responder al riesgo del vacío cultural al que el Papa hizo referencia con «una misión hacia la universalidad», dice un joven sacerdote estudiante.
«Todo puede ser una vía al vacío y todo puede también ser una vía para llenarlo, incluso las redes sociales. En un tiempo en que la formación cultural parece ser la última rueda –comenta–, el aspecto cada vez más marginal, es necesario en cambio potenciarla de manera adecuada tanto para el individuo como para el servicio a la Iglesia y al mundo. Así se es más sólido y más creíble ante los demás».
Se publicó primero como Lateranense, el rector: hoy en día ya no se sabe qué es la cultura



