Comunicado de www.vaticannews.va —
Un itinerario por EE. UU., tierra natal del Pontífice, entre voces, imágenes y testimonios sobre la figura, la historia, las raíces, los lazos y la vocación de quien desde el 8 de mayo de 2025 guía la Iglesia católica universal.
Salvatore Cernuzio – Enviado en Chicago
«Rob», el hermano; «Bob», el confrade; «Robert», el amigo, el compañero de estudios, de excursiones y de manifestaciones por los derechos humanos; «Prevost», el estudiante destacado, el misionero, el «líder» al frente de una de las órdenes religiosas más extendidas en el mundo. Y luego «Leo», el Papa. El Pontífice cuya elección todos en Perú daban por segura, mientras que en América se esperaba, sí, pero pocos creían «porque es estadounidense».
En su tierra natal, Chicago (Estados Unidos), Robert Francis Prevost siempre dejó una huella en quien lo encontró, mucho antes de convertirse en León XIV. Mérito de un rasgo humano cortés, amable, bastante reservado, no tanto como para impedirle socializar y hacerse nuevos amigos. Como aquella vez en Beaubien Woods, el bosque a pocos kilómetros de su casita natal en Dolton, suburbio de Chicago, donde se aventuró en bicicleta con su hermano mayor Louis, encontrándose con una pandilla de chicos que amenazaba con golpearlos.
«Rob dijo: “Déjame hablar yo con ellos”. Se bajó, se acercó y de algún modo los calmó. Los hizo… amigos», recuerda el mismo Louis, hoy residente en Florida, en contacto cada noche con el ilustre hermano y con el hermano del medio, John – llamado Jay –, mediante videollamada («Normalmente hablamos entre 15 y 20 minutos por teléfono, solo para contar qué estamos haciendo, qué está haciendo él»).
Diálogo, confrontación, amistad
Un anécdota de la infancia que no pretende demostrar una unicidad a toda costa de quien desde el 8 de mayo fue elegido Pontífice de la Iglesia universal, sino ayudar a descubrir una personalidad que, desde los primeros años, se mostró inclinada al diálogo, a la confrontación, a la amistad. A la amistad con confrades, con parejas y familias, incluso con un pastor luterano – John Snider de Minneapolis – quien, cuando no iba con él al cine a ver Los hermanos del bluespasaba las cenas «poniendo en discusión algunas de las prácticas católicas». Todas estas características, de diálogo, confrontación y amistad, profundamente agustinianas.
Vocación que el joven “Bob” («Ahora es Leo, pero en mi corazón siempre será Bob», dicen todos en Chicago) abrazó en los años de juventud y que fue el camino que siguió durante sus estudios en la Villanova University de Filadelfia y en la Catholic Theological Union de Chicago.
La “elección”
«Era respetuoso con hombres y mujeres por igual. No había duda de que estaba concentrado en su vocación, pero esto incluía tener amigos muy cercanos», cuenta Mary Donar-Reale, amiga de Prevost desde los tiempos de Villanova, compañera no de curso sino de viajes a Washington con el “Pro-life group” para participar en la March for Life, la manifestación en defensa de la vida y de todos los derechos humanos. Aquellos derechos que padre Robert promovió durante los años en Perú, adonde decidió partir tras un trágico accidente que redujo a la mitad la misión agustiniana.
Un momento crucial en su vida: «Podría haber enseñado en un seminario o tener un gran cargo en una diócesis o arquidiócesis», relata el agustino padre Tom McCarthy, amigo de larga data. «Después de estudiar todo ese tiempo para obtener el Doctorado en Derecho Canónico, ¿a dónde fue al final? A los pobres… A los pobres, que necesitan la predicación de Jesús».
Al servicio de los demás
Una elección también fruto de los estudios en Doctrina social de la Iglesia, materia que siempre le apasionó, como recuerda la hermana Dianne Bergant, enérgica religiosa y docente del futuro Papa en la CTU. «He oído decir a menudo que era un chico muy devoto y que jugaba a ser sacerdote. Bueno, yo también era una chica muy devota y jugaba a “ser sacerdote”. No es raro que los niños que han recibido educación religiosa quieran ser algo en la Iglesia. Lo notable en él es la manera en que utilizó lo que Dios le dio, la naturaleza, cómo lo utilizó, las decisiones que tomó. No se puso en un pedestal sino que se puso al servicio de otras personas. Esto lo hizo excepcional».
Historias, anécdotas, relatos, entrevistas, imágenes de los años de León XIV en EE. UU. están todas contenidas en el documental “Leo de Chicago”una producción del Dicasterio para la Comunicación que desde el 10 de noviembre se transmitirá en los canales de Radio Vaticana – Vatican News.
Se publicó primero como Hermano “Rob”, padre “Bob”: viaje a EE. UU. tras las huellas de Robert Francis Prevost




