InicioReligiónEn la COP30, Diálogo socioambiental por la paz: una relación respetuosa

En la COP30, Diálogo socioambiental por la paz: una relación respetuosa

-

Comunicado de www.vaticannews.va — En la COP30, Diálogo socioambiental por la paz: una relación respetuosa

El diálogo es el instrumento que nos permite avanzar en la construcción social. De ahí la importancia del panel “Diálogo socioambiental por la paz: adaptación y transición justa”, celebrado en la Zona Azul de la COP30 en la mañana del 13 de noviembre de 2025.

Luis Modino

Un diálogo entre la Iglesia católica, representada por el arzobispo de Manaos, cardenal Leonardo Ultirch Steiner, el director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, padre Eduardo Agosta, y la secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, Emilce Cuda, la universidad, con la presencia de Juliano Assunção, del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, y los empresarios Ana Cabral, presidenta de Sigma Lithium, y José Luis Manzano, presidente de Integral Capital.

Es necesario reconocer que el cambio climático es una señal de que hemos perdido la relación con la verdadera esencia de la humanidad, en palabras del presidente de la Fundación para la Equidad en los Mercados Ambientales, Patricio Lombardi, organizador del evento. Él, que hizo un llamado a escuchar, reflexionar y reconectarnos, destacó la importancia del Acuerdo de París y su relación con Laudato si’, incidiendo en el artículo 12 del acuerdo, que exige “cooperar para adoptar medidas, según proceda, para ampliar la educación, la formación, la sensibilización del público, la participación del público y el acceso del público a la información sobre el cambio climático, reconociendo la importancia de estas etapas para ampliar las acciones previstas”.

Un panel como el que se llevó a cabo permite el diálogo social, fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia, según destacó Emilce Cuda, secretaria de la PCAL. Recordó las palabras del Papa León XIV, quien dice que “para desarmar las palabras, para llegar a la paz, tenemos que dialogar”. De ahí la necesidad de desarmar las palabras como única forma de resolver el conflicto, que la teóloga argentina considera la base del diálogo social, que “no es un diálogo entre amigos, es un diálogo entre representantes de partes organizadas de una sociedad para poder llegar a un acuerdo que siempre es abierto, negociado”, una necesidad ante la situación social y ambiental actual que “corre el riesgo de llegar a un punto crítico”.

El diálogo sin escucha es imposición

El cardenal Steiner partió de la idea de que “el diálogo es siempre escucha”, haciendo un llamamiento a “ser oyentes, para poder ir percibiendo poco a poco cuál es la razón de fondo que nos mueve y que nos da un horizonte de comprensión de nuestra vida, pero también de nuestra fe”. Por eso, “el diálogo sin escucha no es diálogo, es imposición de ideologías o ideas”, algo que exige escuchar, porque “es en la escucha donde se hace presente la esperanza, es en el escuchar donde la esperanza va surgiendo poco a poco en el horizonte de nuestra comprensión”.

El cardenal, inspirado en Romano Guardini, reflexionó sobre la dimensión relacional, la necesidad de estar al servicio, de superar la actitud de posesión. También sobre las relaciones con el medio ambiente, apostando por la “obligación de levantar la bandera de la esperanza para que estas relaciones puedan ser más acordes con lo que pide la propia naturaleza”. Ante esto, “otra modalidad de conocimiento, que no observa, sino que analiza, ya no se sumerge en el objeto, sino que lo agarra y lo destruye”. El cardenal Steiner exige una ética “ya no de dominio, sino de una relación coherente y respetuosa con todos los seres”.

El arzobispo de Manaos señaló la necesidad de tener en cuenta a los pobres, aquellos que más están sufriendo con el cambio climático, que en Brasil son los pueblos indígenas. Ante esto, el presidente del Consejo Indigenista Misionero dijo que “queremos ser para ellos un signo de esperanza”, dado que ellos son un signo de esperanza como consecuencia de su forma armoniosa de convivencia con el medio ambiente. Por eso, es necesario tener en cuenta que “Jesús nos ofrece otra forma de relación, que es samaritana, fraternal, consoladora, de fraternidad universal”.

Necesidad de conversión

El problema climático es algo que goza de convicción científica desde 1987, según Eduardo Agosta. Mostró la demora en llegar a decisiones políticas, viendo como una de las causas del fracaso actual el hecho de no tener en cuenta la moral y la ética que aparece en Laudato si´. Reconoce la existencia de soluciones técnicas, pero denuncia la falta de voluntad política para afrontar lo que no nos gusta, dada la necesidad de conversión para lograr el cambio. Junto con ello, la falta de conciencia de pertenecer a una fraternidad humana, que habita una casa común, con una deuda climática que pagar.

Para ello, es necesario abrazar la ecología integral inmanente, superando el pensamiento fragmentado, ver el clima como la base de todo lo que pone en riesgo la dignidad humana y la vida de muchas personas; ver el territorio como hogar y no como recurso; fomentar la transición justa; asumir la opción preferencial por los pobres, que sufren la mayor parte de las consecuencias del cambio climático. Por eso, Agosta exige más alma para asumir verdaderamente el Acuerdo de París.

La universidad es un espacio de avances científicos, también en todo lo que tiene que ver con el cambio climático, un problema que debe tratarse de manera conjunta, según Juliano Assunção, ya que nos afecta a todos y exige ayuda para aquellos que más sufren. De ahí la necesidad de justicia climática, sobre todo para con los países más pobres, con los que el planeta tiene una mayor deuda ecológica. Por eso es necesario crear medios para que las personas puedan vivir mejor, defendió el profesor brasileño.

Todos sentados a la mesa del diálogo

El gran reto es establecer un diálogo con quienes participan en la toma de decisiones, con los empresarios. Esto es así porque, como recordó Emilce Cuda, citando las palabras del papa Francisco, “no habrá justicia social hasta que todos se sienten a la misma mesa de toma de decisiones, no para contar sus dramas, sino para decidir”, como único camino hacia la paz, que es consecuencia del diálogo social.

De ahí la importancia de la presencia del mundo empresarial en el evento. José Luis Manzano recordó el llamamiento del Papa Francisco a los empresarios para que asuman su responsabilidad y escuchen a los trabajadores. Reflexionó sobre la nueva realidad planetaria, marcada por la inteligencia artificial, que exige un gran consumo energético, lo que lleva a asumir que lo que se está haciendo no es suficiente. Una realidad que exige un enfoque integral, con la participación de todos, que lleve a incluir esta reflexión en las agendas políticas, como algo que necesita capital. Para ello, se necesita diálogo, la obligación de escuchar al otro. Junto al empresario argentino, la empresaria brasileña Ana Cabral también insistió en el diálogo, una actitud asumida por la Iglesia católica, dada su liderazgo moral y su conocimiento de la realidad, de la vida de las personas.

Dialogar sobre la vida de las personas

Un debate que llevó a Eduardo Agosta a enfatizar que “la base del diálogo social siempre tiene que ser la vida de todas las personas”. Esto en una Amazonía que Juliano Assunção considera un símbolo, que “nos da un camino de convivencia, un camino de diálogo”, algo que forma parte de la vida de las universidades. Partiendo del hecho de que el diálogo se basa en el conflicto, José Luis Manzano hizo un llamamiento a encontrar caminos de unidad, a descubrir la importancia del territorio. Es en el territorio donde las acciones que se desarrollan provocan cambios que traen esperanza a la vida de las personas, según Ana Cabral.

Todo ello en una hermenéutica de la totalidad, que el Papa Francisco presentó en Querida Amazonía. Desde la perspectiva del clima, esta hermenéutica debe llevarnos a tener en cuenta todo, a tener una visión de todo, según el cardenal Steiner. Llamó la atención sobre “algunos elementos que no transforman el todo y no permiten cuidar el todo”, y dijo ver en Querida Amazonía un instrumento que puede ayudarnos mucho en la cuestión del cambio climático. De ahí su petición: “Quiten las manos de la Amazonía. Están depredando la Amazonía. Y no son los amazónicos. No son los pueblos indígenas, no lo son”.

Se publicó primero como En la COP30, Diálogo socioambiental por la paz: una relación respetuosa

- Publicidad -spot_img

Selección