Ese es el mensaje principal del Informe sobre la Brecha de Adaptación de este año del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Para 2035, las naciones en desarrollo necesitarán más de 310 mil millones de dólares por año en fondos específicos para adaptarse a un planeta cada vez más alterado por las emisiones contaminantes de combustibles fósiles, afirma el informe.
La “adaptación climática” se refiere a las formas en que los países responden al cambio climático real o esperado y sus efectos, para moderar el daño causado.
Los ejemplos incluyen defensas contra inundaciones, como diques, sistemas de drenaje mejorados o elevación de carreteras y edificios. En 2023, los países vulnerables recibieron alrededor de 26 mil millones de dólares.
‘La adaptación es un salvavidas’
El Secretario General de la ONU, António Guterres, quien advirtió el martes que el fracaso de la humanidad en limitar el calentamiento global provocado por el hombre a 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales tendrá “consecuencias devastadoras”, dijo el miércoles que la brecha de adaptación deja a las personas más vulnerables del mundo expuestas al aumento del nivel del mar, tormentas mortales y un calor abrasador.
«La adaptación no es un coste, es un salvavidas», declaró el jefe de la ONU. “Cerrar la brecha de adaptación es la manera de proteger vidas, lograr justicia climática y construir un mundo más seguro y sostenible. No perdamos ni un momento más.”
Aunque queda mucho por hacer, el informe señala que se están logrando avances visibles para cerrar la brecha.
Por ejemplo, la mayoría de los países cuentan con al menos un plan nacional de adaptación y la financiación climática para nuevos proyectos de adaptación aumentó en 2024 (aunque el panorama financiero actual significa que la financiación futura está en peligro).
De Bakú a Belém: 1,3 billones de dólares
Los últimos datos sobre adaptación ayudarán a las negociaciones centradas en abordar la crisis climática en la Conferencia Anual sobre el Clima de la ONU.
El evento de este año, COP30, se llevará a cabo el próximo mes en Belém, Brasil, donde el aumento del financiamiento para los países en desarrollo será una de las principales prioridades de la agenda.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima del año pasado en Bakú, Azerbaiyán (COP29), se lanzó un nuevo objetivo: la Hoja de Ruta de Bakú a Belém: 1,3 billones de dólares para financiación climática (de fuentes públicas y privadas) para 2035.
Esto no es sólo para la adaptación, sino que también cubre la transición hacia economías que no dependan de los combustibles fósiles para obtener energía.
Los autores del informe sobre la Brecha de Adaptación coinciden en que la hoja de ruta, si se implementa, podría marcar una gran diferencia, pero el problema está en los detalles.
Sostienen que la financiación debería provenir de subvenciones en lugar de préstamos, lo que haría aún más difícil para los países vulnerables invertir en adaptación.
En su intervención en la presentación del informe el miércoles, Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA, pidió un impulso global para aumentar el financiamiento para la adaptación, tanto de fuentes públicas como privadas, sin aumentar la carga de la deuda de las naciones vulnerables.
Invertir ahora, afirmó, evitará que aumente el costo de la adaptación.
La inacción climática se está cobrando millones de vidas cada año.
La inacción climática cuesta «millones de vidas»: OMS
Subrayando la urgencia de adaptarse al clima cambiante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el miércoles que la inacción climática cuesta millones de vidas cada año.
Los hallazgos están contenidos en la última cuenta regresiva de The Lancet on Health and Climate Change del miércoles, que muestra que la continua dependencia excesiva de los combustibles fósiles, junto con la falta de adaptación a un mundo en calentamiento, ya están teniendo un costo devastador para la salud humana en todos los países, ricos y pobres.
La tasa de muertes relacionadas con el calor, por ejemplo, ha aumentado un 23 por ciento. desde el decenio de 1990, hasta una media de 546.000 muertes al año. Las sequías y las olas de calor agregaron 124 millones de personas a la cifra de personas que enfrentaban inseguridad alimentaria moderada o grave en 2023, y la exposición al calor provocó pérdidas de productividad equivalentes a 1,09 billones de dólares.
A pesar de los costos humanos y económicos, los gobiernos gastaron 956 mil millones de dólares en subsidios netos a los combustibles fósiles en 2023, más del triple de la cantidad anual prometida para apoyar a los países vulnerables al clima: quince países gastaron más en subsidios a los combustibles fósiles que en todos sus presupuestos nacionales de salud.
‘Tenemos las soluciones a la mano’
«Ya tenemos las soluciones a mano para evitar una catástrofe climática», afirmó la Dra. Marina Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown en el University College de Londres. «Las comunidades y los gobiernos locales de todo el mundo están demostrando que el progreso es posible. Desde el crecimiento de la energía limpia hasta la adaptación de las ciudades, se están tomando medidas que están generando beneficios reales para la salud, pero debemos mantener el impulso».
El Dr. Romanello describió la rápida eliminación de los combustibles fósiles en favor de energías renovables limpias y el uso eficiente de la energía como la palanca más poderosa para frenar el cambio climático y reducir las muertes, y estimó que un cambio hacia dietas más saludables y respetuosas con el clima y sistemas agrícolas más sostenibles reduciría enormemente la contaminación, los gases de efecto invernadero y la deforestación, salvando potencialmente más de diez millones de vidas al año.
