Comunicado de www.vaticannews.va —
En el país caribeño devastado por los enfrentamientos entre pandillas, la muerte y la pobreza, la Iglesia local mira con esperanza la consulta para elegir al nuevo presidente, anunciada para el 29 de marzo de 2026. Monseñor Pierre-André Dumas, obispo de la diócesis de Anse-à-Veau-Miragoâne y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Haitiana, afirma: “Podría ser un punto de inflexión. Pero la falta de seguridad es un problema. Se necesita el acompañamiento de la comunidad internacional”.
Federico Piana – Ciudad del Vaticano
“Mi cuerpo todavía está adolorido. Me he sometido a decenas de operaciones y ahora debo hacer terapia con láser. Como decía San Pablo, llevo en mi corazón algunos pequeños sufrimientos de Cristo. Pero Él era completamente inocente, y yo, en el fondo, no lo soy tanto.” Anoten bien este pasaje: será el único, en toda la entrevista, en el que hace referencia a su estado de salud. A partir de aquí, para monseñor Pierre-André Dumas solo existe la preocupación por Haití, país pobre y desdichado, lacerado por la violencia de las pandillas y la corrupción, que en 2024 lo “agradeció” con una explosión que alcanzó la casa parroquial de Puerto Príncipe donde descansaba.
La Iglesia en primera línea
Las quemaduras de tercer grado que devastaron más del 40% de su cuerpo fueron el “regalo” que el obispo de la diócesis de Anse-à-Veau-Miragoâne y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Haitiana tuvo que aceptar por haber intentado sentar en una misma mesa a los líderes de las bandas criminales —en guerra sin tregua— con los responsables de un Estado cada vez más impotente y debilitado.
“Y pensar que yo formaba parte de un grupo de apoyo a Haití compuesto por diplomáticos, obispos estadounidenses y algunos miembros del Departamento de Estado de EE. UU., cuyo objetivo era alcanzar la paz mediante el diálogo. Pero cuando entramos en contacto con esos líderes, su respuesta fue un rotundo no. Aun así, la Iglesia continúa su labor de mediación para acompañar al pueblo hacia la pacificación.”
Compromiso continuo por la paz
De no haber sido por Estados Unidos, que le concedió una visa sanitaria diplomática, quizás monseñor Dumas no se habría salvado. Y desde Florida, donde aún se encuentra convaleciente, no podría seguir ocupándose de las trágicas circunstancias de su pueblo.
“Cuando puedo, a pesar de mi enfermedad y de la distancia, trato de apoyar a la Conferencia Episcopal también en el diálogo ecuménico e interreligioso. Intento invitar a todos los actores implicados a asumir sus responsabilidades.”
Elecciones, un posible punto de inflexión
Ahora todas las miradas están puestas en las elecciones generales que deberían celebrarse el 29 de marzo de 2026mientras que la toma de posesión del nuevo presidente se prevé para el 18 de mayo siguiente.
“Pero antes de hablar de lo que podría ser realmente un momento crucialun punto de inflexión, quiero agradecer de todo corazón a León XIV, que hace unos meses volvió a referirse de manera profética y compasiva a la dramática situación de mi país. Sus palabras y su cercanía han traído consuelo y esperanza a toda la nación.”
—¿Cómo juzga el anuncio de elecciones hecho por el nuevo director del Consejo Electoral Provisional, Jacques Desrosiers?
Esperamos que este sea un paso hacia la democracia. Hay una constitución que respetar y se deben recuperar los principios de dignidad, solidaridad, integración fraterna y subsidiariedad. Es una señal importante: el pueblo necesita esa esperanza. Uno de los aspectos de la crisis haitiana es precisamente la pérdida de confianza de la población.
Sin embargo, todo depende de las condiciones de seguridad en las que se desarrollará la consulta: hay zonas del país que son tierra de nadiedonde mandan las pandillas. Como en el 80% de la capital, Puerto Príncipe. El proceso electoral debe desarrollarse con total transparencia y debe involucrar a toda la sociedad, que tiene que estar en condiciones de ejercer su derecho con plena libertad.
—¿Cree realmente que el contexto actual permite organizar elecciones democráticas?
Será muy difícil, no podemos ocultar la realidad de Haití. Como hijo de esta nación, pienso que existe el riesgo de que la votación se convierta en un ritual formal, sin sustancia democrática. Pero, por otro lado, posponerla significaría borrar la esperanza del pueblo. Lo que realmente se necesita es un fuerte acompañamiento de la comunidad internacional, como también ha pedido el Papa.
Reconstrucción moral
Los obispos haitianos han insistido a menudo en la necesidad de una reconstrucción moral. ¿Qué significa concretamente?
No se trata solo de liberar a Haití de las pandillas que lo asolan, devolver las casas ocupadas por los grupos armados a sus legítimos propietarios o limpiar los barrios del deterioro. Todo eso está bien, pero también hay que comprender que los graves problemas que vivimos son consecuencia del oscurecimiento de la persona humana.
Dependen también del hecho de que los niños abandonados en el pasado a su suerte son los criminales de hoy. La Iglesia invita a volver a colocar a la persona humana en el centro, cuidándola hasta que pueda ser dueña de su propio futuro.
Los obispos insisten en que no basta con cambiar un presidente o un parlamento: hay que reconstruir el tejido ético y social mediante una profunda conversión moral. La verdadera reconstrucción de Haití empieza por la reconstrucción de los corazones.
El papel de la diáspora haitiana
¿Podrá la diáspora haitiana desempeñar un papel importante en este proceso?
Ciertamente. Es fundamental, también porque está compuesta por más de tres millones de personastodas con buena formación, que han tenido la oportunidad de confrontarse con otras culturas y ampliar su visión del mundo. Cada año envían a nuestro país 4.000 millones de dólares. Estoy convencido: la diáspora es una fuerza decisiva que puede contribuir enormemente al nacimiento de una nueva Haití.
Un llamado apremiante
Justo antes de despedirse, monseñor Dumas siente el impulso irrefrenable de lanzar un llamado apremiante a su pueblo, agotado —dice— pero no vencido:
“Cuando estén en las urnas, tengan el valor de elegir líderes honestos y creíbles. Estas elecciones pueden representar un cambio radical. Como siempre ha repetido el Papa Francisco, no dejen que les roben la esperanza.”
Se publicó primero como Haití, monseñor Dumas: “Las próximas elecciones son una esperanza de cambio”