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De la IA a la soledad digital: Ruffini en seminario de comunicación en Río

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Comunicado de www.vaticannews.va — De la IA a la soledad digital: Ruffini en seminario de comunicación en Río

Inteligencia artificial, desinformación, algoritmos y aislamiento digital. Estos fueron algunos de los puntos abordados por el prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, Paolo Ruffini, quien estuvo en Río de Janeiro para participar en el 12º Seminario de Comunicación de la Arquidiócesis de Río.

Mariane Rodrigues – Ciudad del Vaticano

“Cada información que divulgamos es como un alimento: puede nutrir o envenenar”. El Dr. Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, llevó al 12º Seminario de Comunicación de la Archidiócesis de Río de Janeiro una profunda reflexión sobre el papel de los comunicadores en la contemporaneidad, articulando su discurso ante el público entre los temas de gran relevancia de la actualidad: la inteligencia artificial, la desinformación y las noticias falsas, el poder de los algoritmos en la manipulación de contenidos y la soledad construida en las plataformas donde el contacto directo entre las personas se pierde en detrimento del aislamiento digital.

Él defiende, sin embargo, que, ante este escenario confuso y dudoso, cada uno puede elegir reconstruir la confianza en la noticia buena y verdadera, abrazar el pluralismo y crear oportunidades para promover un espacio de escucha, diálogo y la búsqueda incansable de la verdad.

El 12º Seminario de Comunicación de la Archidiócesis de Río de Janeiro comenzó el pasado martes, 28 de octubre, y continúa hasta este viernes, 31 de octubre. El tema de este año es “¡Echad las redes! (Lc 5,4) – La construcción de la voz y de la presencia en las estrategias de la asesoría de comunicación y gestión de redes sociales”.

El prefecto del Dicasterio participó en una mesa redonda con el tema: Educación, Política, Periodismo y Salud: puentes para el diálogo social. Junto con él, participaron en el momento la médica neumóloga e investigadora de la Fiocruz Maragareth Dalcolmo; el periodista Gerson Camarotti, y la educadora Cláudia Sabino, con una labor enfocada en la formación ciudadana y la integración entre educación y comunicación. El encuentro formó parte del evento cultural “Diálogo con la Sociedad”, que integró la programación del Seminario.

Ruffini abordó ante los presentes la necesidad de una comunicación que tenga como enfoque la construcción de puentes, el compartir ideas, sueños, dificultades y esperanzas para enfrentar la comunicación del odio, la intolerancia, la desconfianza, la división y la resignación.

“Necesitamos escuchar historias, historias de bien, y también historias equivocadas, en las que siempre hay una posibilidad de cambio y de redención; necesitamos redescubrir, al escucharnos, la belleza de nuestra humanidad».

Abrazar el pluralismo también es un paso importante que dirige a una comunicación respetuosa entre las personas. Ruffini citó al Papa Pablo VI, quien dijo: “Somos pluralistas precisamente porque somos católicos, es decir, universales”, y el respeto a la realidad y a la verdad no debe ser limitado.

Pandemia y la desinformación

La pandemia de la covid-19, que comenzó en 2020 y perduró por tres años, dejando cientos de miles de muertos en todo el mundo, desafió no solo a científicos y profesionales de la salud, sino también a los periodistas y profesionales dedicados a llevar información verídica a la sociedad. La diseminación incontrolada de noticias falsas comenzaban en comunidades cerradas en el medio digital y, rápidamente se esparcían a otros grupos, hasta llegar a la prensa tradicional, añadió Ruffini.

Para Ruffini, en ese período, lo que era real se volvió irreal, y también lo contrario.

“Durante la era de la covid, vimos cómo opiniones sin fundamento científico fueron ampliamente difundidas e incluso creídas en las redes sociales, incluso dentro de la comunidad médica. Experimentamos cómo todo esto generó confusión, pérdida de confianza, dependencia patológica de fuentes alternativas de información y difusión de teorías surrealistas”, manifestó el prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede.

La difusión de informaciones falsas, noticias parcialmente verdaderas, pero sacadas de contexto en internet, generó en la población una desconfianza. En una mezcla de confusión, pasó a confiar, muchas veces, en lo que era mentira y a desconfiar de la noticia verdadera. “Todos buscan la verdad — pero no confían. O, al final, confían en quien no merece esa confianza”, agregó Ruffini.

Inteligencia artificial

Si durante la covid-19, la desinformación se esparcía como el propio virus, en los últimos años una herramienta digital ha encendido debates en el medio de la comunicación: la inteligencia artificial. Esto se debe a que posibilita una gama inmensurable de conocimiento y practicidad, pero, por otro lado, está combinada con algoritmos que filtran los contenidos por medio de clics y proporciona contenidos que pueden llevar a la sociedad a creer en algo que no existe o nunca sucedió.

“El espacio aparentemente público de las plataformas, y aparentemente neutro de las inteligencias artificiales, es gobernado por algoritmos que ninguno de nosotros negoció, pero que imponen las reglas del juego. Un juego que puede ser muy peligroso”, resaltó Ruffini.

El prefecto del Dicasterio enfatizó además: los ojos y oídos que permitieron al hombre sobrevivir por milenios pueden engañarle. “Por primera vez en la historia, la humanidad se pregunta si lo que ve y oye es real o falso”.

Vacío de incertidumbre y oportunidad

Aunque la coyuntura comunicacional es desafiante y está rodeada de trampas y vacíos digitales, no puede ser enfrentada con sumisión y resignación. Paolo Ruffini argumentó que este también es el momento de las oportunidades y elecciones.

“Un campo abierto en el que podemos elegir colaborar, construir puentes y alianzas entre hombres y mujeres de buena voluntad; o dejar que los otros lo llenen con caos y manipulación”, puntualizó.

Y enfrentar este escenario exige la reconstrucción de la confianza “para preservar nuestra humanidad”, porque la comunicación distorsionada también hace nacer grupos hostiles en lugar de comunidades que colaboran entre sí y se fortalecen.

“Podemos y debemos devolver a la comunicación su significado original, tan cercano a la comunión. Comunicar significa buscar, incluso obstinadamente, una relación”.

Es esencial promover espacios de escucha, reflexión, diálogo y conocimiento. Que posibiliten que la fe, la cultura, la ciencia y la sociedad se encuentren. “El desafío es grande. […] Nos toca a nosotros buscar otro camino. Ser otro camino”.

Terreno fértil para la polarización

En lugar de crear puentes, la comunicación puede ser un instrumento de división, polarización y partidismo cuando es usada por quien se aprovecha de ella para fines oscuros e intereses personales.

“Debemos ofrecer una alternativa ante los muchos que se aprovechan del miedo, que explotan necesidades reales para fines ideológicos o personales, creando enemigos a combatir y conduciendo batallas inexistentes para erigirse como líderes y salvadores”, sostuvo.

Corresponde a los que están del lado justo de la comunicación ser agentes activos que se contrapongan y combatan este ciclo de conveniencia e intolerancia. “No debemos tener miedo, y, sobre todo, no debemos ser protagonistas pasivos de nuestro tiempo”.

Soledad y aislamiento digital

El prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede reservó un momento de su discurso para abordar el fenómeno de la soledad causada por la hiperconectividad y por el bombardeo excesivo de informaciones. Para él, la combinación de estos factores aumentó la distancia no solo entre ciudadanos e instituciones, sino también una soledad de cada individuo, aunque esa soledad no sea manifiesta.

“El auge de las plataformas digitales nos acostumbró a una vida sin contacto: pedir comida en lugar de cenar con amigos, comprar libros en línea en lugar de visitar bibliotecas, trabajar remotamente, quedarse en casa sin contacto humano real, sin construir o mantener relaciones con colegas”, puntualizó.

Así, se pierde, según él, la espontaneidad de los encuentros, incluso si son inesperados, o la capacidad de crear relaciones fuera de los círculos a los que se está acostumbrado. “Nuestra vida física comenzó a parecerse a la digital, donde los algoritmos nos colocan en nuestras burbujas de confort, rodeados por personas que comparten las mismas opiniones y expuestos solo a contenidos que nos agradan. Un mundo bipolar, dividido entre ‘nosotros y ellos’”.

Esta dicotomía hace perder la capacidad del ser humano de vivir en el pluralismo y aceptar lo que es diferente. “Nos toca a nosotros romper ese encantamiento. Reencontrarnos. Redescubrirnos en la belleza del diálogo, del encuentro, en la difícil búsqueda de la verdad, que no es una sopa instantánea”.

El papel fundamental de la Iglesia

La Iglesia tiene un papel fundamental en la formación de la opinión pública porque ella “toca los corazones y las mentes de las personas”. La Iglesia ha puesto en sus acciones la necesidad urgente de reconstruir la capacidad de dialogar “y de realmente encontrarnos físicamente”, consideró.

Y la Sinodalidad, tan enfatizada en los últimos años por la Iglesia, expresa, según el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, el ejemplo práctico de la defensa por el “caminar juntos”. Pero él alertó que esto no debe permanecer solo como un concepto o una abstracción: debe convertirse en un movimiento.

“¿Poner a cada uno ante una elección de vida: servir al propio egoísmo o al fruto del diálogo y de la comunidad en la mesa pública donde todos nos alimentamos?”, reflexiona Paolo Ruffini.

El Seminario

Durante los cuatro días de actividades, el 12º Seminario de Comunicación promovió ponencias, paneles y talleres sobre evangelización digital, asesoría de prensa, ética comunicacional y presencia cristiana en las redes.

Según el organizador del evento, que también es asesor de comunicación de la CNBB, el Padre Arnaldo Rodrigues, el encuentro tiene la finalidad de fomentar el encuentro entre la fe, la cultura y la ciudadanía en el contexto de la comunicación, debatiendo los desafíos actuales de la sociedad.

«El evento se propuso ser más que una conferencia: es un espacio plural de escucha, reflexión y acción conjunta para responder a los desafíos contemporáneos de la comunicación, la tecnología, la ética y la vida pública. El evento reunió a los mayores representantes de cada área, como el Dr. Paolo Ruffini, la Dra. Margareth Dalcomo, el Sr. Gerson Camarotti, entre otros».

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