En el corazón del estado del Nilo Blanco en Sudán, al sur de la capital del país, Jartum, el Hospital de Maternidad Kosti atiende miles de partos al año, pero la guerra en curso, la destrucción de la infraestructura regional y el desplazamiento de millones de personas, muchas de ellas mujeres, han ejercido una enorme presión sobre sus servicios.
Un panorama cambiante de la atención
La partera Fatma Aldoma ha sido un pilar del Hospital de Maternidad Kosti desde 1974 y recientemente ha visto una oleada de pacientes afectados por la inseguridad del país.
Muchos de sus clientes han sido desplazados por la guerra y la Sra. Aldoma también ha visto a sus pacientes soportar las consecuencias económicas del conflicto.
«Algunas mujeres vienen sin dinero. Pagamos de nuestro bolsillo para ayudarlas con los gastos del parto», reveló la señora Aldoma.
Su deseo es que el hospital pueda obtener más apoyo para suministros y recursos para ayudar a las mujeres con las pruebas y el tratamiento.
La atención que brinda la Sra. Aldoma está marcando una enorme diferencia.
«Estoy contenta con los servicios que se prestan aquí y la atención de las parteras», dijo Faj, una mujer de 25 años y madre de cinco hijos de Tawila, en la conflictiva región de Darfur, en el oeste del país.
Todos sus hijos nacieron sanos en el Hospital de Maternidad Kosti, incluido uno con complicaciones graves. «Mi mayor problema fue el sangrado, pero gracias a la atención médica del hospital me ayudaron».
La matrona Fatma Aldoma trabaja desde hace cinco décadas en la Maternidad de Kosti.
Sistemas tensos, necesidades urgentes
La ONU estima que 11,7 millones de personas han sido desplazadas debido al estallido del conflicto en Sudán en abril de 2023 y más de cuatro millones han huido a países vecinos.
Según los informes, decenas de miles han muerto. Cientos de miles se enfrentan a la hambruna.
Sudán ya acogía a grandes poblaciones de personas desplazadas antes de esta nueva emergencia que les proporcionaban agua, alimentos, refugio, salud y artículos básicos de socorro.
La mayor demanda de servicios debido a la afluencia de familias que huyen del conflicto, los persistentes cortes de electricidad, especialmente durante cirugías críticas como las cesáreas, y la grave escasez de equipos y suministros médicos amenazan con desmoronar el frágil tejido de atención que se ofrece en lugares como el Hospital de maternidad de Kosti.
El UNFPA ha intervenido para apoyar al hospital con suministros médicos esenciales, entre ellos una máquina de anestesia, incubadoras, concentradores de oxígeno, equipo de respiración manual y una unidad de ultrasonido.
Faj ha recibido asistencia durante sus cinco partos en el Hospital de Maternidad Kosti.
Aumento de capacidad
Estos suministros han fortalecido la capacidad del hospital para brindar servicios de salud materna y neonatal que salvan vidas, incluida la reducción de demoras en cirugías de emergencia y la salvación de vidas de bebés nacidos prematuramente.
La instalación por parte del UNFPA de un sistema de energía solar en el hospital también ha proporcionado una fuente de energía alternativa muy necesaria, manteniendo en funcionamiento los servicios esenciales.
Aún así, el hospital depende de generadores para cerrar la brecha, lo que subraya la necesidad urgente de invertir en infraestructura y recursos más sólidos.
A pesar de los desafíos, las agencias de ayuda se enfrentan a graves déficits de financiación humanitaria. Cuando solo quedan tres meses para 2025, el llamamiento de 145,7 millones de dólares del UNFPA para Sudán en 2025 está financiado solo en un 33 por ciento.
El UNFPA y sus socios han llegado a más de 586.000 personas en Sudán con servicios esenciales, incluida atención materna y obstétrica de emergencia, entre enero y agosto de 2025. Sin embargo, la escala de las necesidades supera con creces los recursos disponibles.
