Comunicado de www.vaticannews.va — ![]()
El Arzobispo de Río de Janeiro, cardenal Orani João Tempesta, emitió un comunicado sobre los últimos sucesos en la capital. “Ante esta dolorosa realidad, como Pastor de esta Iglesia, no puedo dejar de expresar mi pesar por tanto sufrimiento y reafirmar que la vida y la dignidad humana son valores absolutos”.
Silvonei José – Ciudad del Vaticano
Un suceso sin precedentes sacudió la ciudad de Río de Janeiro este martes. Un gran operativo con la participación de todas las fuerzas de seguridad de Río de Janeiro resultó en la detención de más de 80 presuntos miembros del CV (Comando Vermelho) y, según la información más reciente, en la muerte de más de 100 personas.
Las víctimas fueron asesinadas durante un operativo realizado en los complejos Alemão y Penha, incluyendo cuatro policías (dos militares y dos civiles), según la Policía Civil. De acuerdo con informes de la prensa local, otras nueve personas resultaron heridas de bala, entre ellas tres residentes y seis agentes (cuatro civiles y dos militares). Entre los fallecidos se encuentran líderes de la facción provenientes de otros estados que se refugiaban en la región.
La operación movilizó a 2.500 agentes de policía militar y civil para ejecutar órdenes de allanamiento en los dos complejos de la capital, Río de Janeiro. La operación —según la prensa— es el resultado de una investigación de un año de duración, en la que también participó la Fiscalía de Río de Janeiro, con el objetivo de dar con los líderes del CV.
El Arzobispo de Río de Janeiro, el Cardenal Orani João Tempesta, emitió un comunicado sobre lo sucedido. Este es el texto completo:
«Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9)
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Hoy vivimos un día muy difícil en Río de Janeiro. Con profundo dolor, seguimos los trágicos acontecimientos de hoy, en los que se perdieron tantas vidas. La violencia y el miedo han herido el corazón de nuestra ciudad y han arrebatado la paz a muchos hogares. Ante esta dolorosa realidad, como pastor de esta Iglesia, no puedo sino expresar mi pesar por tanto sufrimiento y reafirmar que la vida y la dignidad humana son valores absolutos. La vida humana es un don sagrado de Dios y debe ser siempre defendida y preservada.
Deseo elevar mis oraciones y mi más profunda solidaridad a las familias que lloran la pérdida de sus seres queridos. Que Cristo, Príncipe de la Paz, envuelva con su ternura cada corazón herido, restaure la esperanza y haga brotar, incluso entre lágrimas, la certeza de que el amor es más fuerte que la muerte. Que transforme el dolor en fe y la añoranza en semillas de vida nueva.
Como discípulos de Cristo, estamos llamados a ser constructores de paz, a vencer el odio, la venganza y la indiferencia que corroen el tejido social. Es urgente que unamos nuestras fuerzas por la reconciliación, por el respeto mutuo y, sobre todo, por la protección de la vida, por la promoción de la justicia y por la construcción de una sociedad pacífica que promueva la dignidad de toda persona, especialmente de las más pobres y vulnerables.
Aun ante el caos, creo firmemente que el amor y la bondad son más fuertes que cualquier violencia. Les pido a todos que sean instrumentos de esta paz. No podemos alimentar el odio ni responder con indiferencia. Río de Janeiro nació con vocación de alegría y hospitalidad. Que con fe y perseverancia podamos devolver a nuestra ciudad el brillo de la paz y la fuerza de la fraternidad. Y, como dice el himno de nuestra ciudad: «Que Dios te cubra de felicidad — Nido de sueños y luz».
Los invito a todos a permanecer firmes en la oración y en la construcción de la paz. Que nuestras palabras y acciones sean semillas de reconciliación, y que cada gesto de amor sea un paso hacia una ciudad más fraterna y justa. Que el Señor de la vida transforme nuestros corazones, sane las heridas de la violencia y nos haga instrumentos de su paz. Que María, Reina de la Paz, interceda por nuestra ciudad, por nuestras autoridades y por todas las familias afectadas por la tragedia de hoy.
Invoco la bendición de Dios sobre todos, signo de esperanza y consuelo en este momento de dolor.
Orani João Cardenal Tempesta, O. Cist. Arzobispo Metropolitano de São Sebastião do Rio de Janeiro
Se publicó primero como Cardenal Tempesta: Estamos llamados a superar el odio, la venganza y la indiferencia


