Comunicado de www.vaticannews.va —
El Obispo de Roma abraza a su pueblo en la Asamblea Diocesana de San Juan de Letrán. Los insta a trabajar por una Iglesia que se convierta en un laboratorio de sinodalidad, fortaleciendo la formación de organismos participativos y catequistas, involucrando a jóvenes y familias, con una visión compartida para incidir especialmente en el servicio a los más pobres y vulnerables.
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
El Papa regresa a la Basílica de San Juan de Letrán, «Su Catedral», para la Asamblea Diocesana, esta tarde, 19 de septiembre, y, como Obispo de Roma, se deja abrazar por su pueblo. En la meditación que ofrece a los fieles ,en el corazón de la capital, agradece, en primer lugar, a quienes se comprometen con el discipulado y continúan haciéndolo, llevando sus cargas y, al mismo tiempo, aliviando las de quienes llaman a las puertas de las comunidades eclesiales de la ciudad. Esta labor es aún más valiosa «en este difícil momento histórico», enfatiza el Pontífice.
Al comentar el pasaje evangélico del encuentro de la samaritana con Jesús, se centra en el don del Espíritu Santo, agua viva «que calma nuestra sed ardiente e irriga nuestra aridez, iluminando nuestro camino». Confiar en el Espíritu, capaz de revitalizar la Iglesia de Roma, pero sin rehuir el trabajo para hacer de esta Iglesia un «laboratorio de sinodalidad». Este es el mensaje del Papa esta tarde.
Convertirse en un laboratorio de sinodalidad
Prevost señala la sacramentalidad y la ejemplaridad del pueblo santo de Dios, conceptos clave de la eclesiología del Vaticano II y la hermenéutica del Papa Francisco, como aquellos que deben adoptarse de acuerdo con las exigencias del Documento Final del Sínodo. Es necesario «superar las numerosas presiones hacia la oposición o el aislamiento defensivo», insta el Papa, valorando los dones de cada persona para construir una Iglesia pacífica y armoniosa, verdaderamente misionera.
Pues bien, ahora nos toca a nosotros ponernos a trabajar para que la Iglesia que vive en Roma se convierta en un laboratorio de sinodalidad, capaz —con la gracia de Dios— de realizar «obras evangélicas», en un contexto eclesial donde no faltan dificultades, sobre todo en la transmisión de la fe, y en una ciudad necesitada de profecía, marcada como está por numerosas y crecientes pobrezas económicas y existenciales, con jóvenes a menudo desorientados y familias a menudo agobiadas.
Promover la participación de todos en la vida de la Iglesia
León XIV insiste en la necesidad de la participación activa de todos en la vida de la Iglesia para que el proceso que conduce a las decisiones pastorales pase realmente por el «discernimiento comunitario».
Por eso, los invito a fortalecer la formación de los órganos de participación y, a nivel parroquial, a revisar los pasos dados hasta ahora o, donde falten, comprender las resistencias, para superarlas.
El Santo Padre hace especial hincapié en el papel de las prefecturas, concebidas como vínculos importantes entre las parroquias y el centro de la diócesis. En un territorio cada vez más complejo, incluso en términos de movilidad humana, estas son, subraya el Papa, espacios de vida donde el rasgo de la corresponsabilidad bautismal y pastoral es cada vez más reconocible y prominente:
El riesgo es que estas realidades pierdan su función de instrumentos de comunión y queden reducidas a unas pocas reuniones, donde se discute algún tema en conjunto para luego volver, sin embargo, a pensar y vivir la pastoral de manera aislada, dentro del propio recinto parroquial y según sus propios esquemas.
Cuidando la iniciación cristiana y la evangelización
Observando que «la petición de los sacramentos se está convirtiendo en una opción cada vez menos practicada», León XIV recomienda promover la escucha de la Palabra y el ejercicio de la caridad.
Es necesario experimentar, cuando sea necesario, con nuevas herramientas y lenguajes, involucrando a las familias en el proceso y buscando ir más allá de un enfoque catequista. Desde esta perspectiva, es necesario tratar con sensibilidad y cuidado a quienes expresan el deseo del Bautismo en la adolescencia y la edad adulta. Las oficinas del Vicariato responsables de esto deben colaborar con las parroquias, prestando especial atención a la formación continua de los catequistas.
Una pastoral que ofrece un nuevo aprendizaje
El Papa exhorta a no caer en la monotonía de lo mismo. Nos insta a movilizarnos e implementar programas personalizados, atentos a las necesidades de cada persona y ofreciendo acompañamiento en el camino. El delicado tema de la participación de las familias y los jóvenes es, particularmente, importante para el Papa, ya que es precisamente el ámbito donde se encuentran las mayores dificultades. Necesitamos imaginar una pastoral dinámica que sirva como una verdadera escuela de vida cristiana, capaz de incidir en el tejido social, especialmente al servir a los más pobres y vulnerables.
Considero urgente establecer una pastoral de apoyo, empática, discreta, sin prejuicios y capaz de acoger a todos.
Abordar la emergencia formativa en todos los niveles
El modelo defendido por León XIV presupone la conciencia de que ya no es suficiente mantener algunas actividades tradicionales para mantener vivas nuestras comunidades cristianas.
Deben ser generadoras: un seno que inicia la fe y un corazón que busca a quienes la han abandonado. Las parroquias necesitan formación y, donde no la haya, sería importante incluir cursos bíblicos y litúrgicos, sin descuidar los temas que resuenan en las generaciones más jóvenes, pero que nos conciernen a todos: la justicia social, la paz, el complejo fenómeno de la migración, el cuidado de la creación, el ejercicio adecuado de la ciudadanía, el respeto en la pareja, el sufrimiento psicológico y las adicciones, y muchos otros desafíos.
Reina: consternada por las guerras en el mundo y el gran sufrimiento en Roma
El Vicario General de la Diócesis de Roma, el Cardenal Baldo Reina, recibió al Papa en «Su Catedral», encarnando el deseo de una Iglesia que siente la responsabilidad de dar testimonio de la esperanza, especialmente, en un mundo ensangrentado por conflictos que, según él, nos dejan «consternados».
En el microcosmos de la capital, abundan las tensiones que apuntan a condiciones de creciente desigualdad y pobreza, añade el cardenal, la inhabitabilidad de los suburbios, la delincuencia rampante, la pérdida de oportunidades para los jóvenes, la angustia mental generalizada y el acceso limitado a la atención médica para los más pobres.
Se trata de situaciones complejas, las mencionadas por el cardenal, que requieren discernimiento y una pastoral atenta y concreta: la de la caridad. Confiar en las sugerencias del Papa tiene en cuenta la soledad cada vez más marcada que debe romperse, para que la Iglesia pueda sentirse más cercana y más capaz de conectar con la sed de relaciones auténticas entre tantos creyentes y no creyentes.
Se publicó primero como León XIV: Es urgente una pastoral solidaria que no juzga y acoge a todos