Comunicado de www.vaticannews.va —
El Observador Permanente en Ginebra, monseñor Ettore Balestrero, intervino en la sesión ordinaria del Consejo de Derechos Humanos, destacando la importancia de proteger los derechos de la infancia y promover la dignidad de la mujer: «La familia desempeña un papel crucial para abordar las causas profundas del trabajo infantil».
Sara Costantini – Ciudad del Vaticano
«El trabajo infantil es una grave violación de la dignidad humana, ya que cada niño es una obra maestra única e irrepetible de Dios». Con estas palabras, monseñor Ettore Balestrero, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, intervino en la 60.ª sesión ordinaria del Consejo de Derechos Humanos, en diálogo con el Relator Especial sobre las formas contemporáneas de la esclavitud.
Cifras alarmantes y explotación
El Prelado recordó que la explotación del trabajo infantil es una plaga ancestral y una traición a la inocencia, destacando que en 2024, hasta 138 millones de niños participaban en actividades laborales, 54 millones de los cuales trabajaban en condiciones peligrosas para su salud y seguridad. Definió esta realidad como un fracaso para la humanidad en su conjunto, que en el siglo de la inteligencia artificial y la existencia multiplanetaria aún no ha afrontado la humillación, la explotación y las heridas mortales de la infancia.
Niños soldados y responsabilidades
Además del trabajo infantil en sentido estricto, la Santa Sede expresó su profunda preocupación por el continuo reclutamiento y la utilización indiscriminada de niños en conflictos armados, así como por el creciente abuso de las tecnologías digitales para radicalizarlos e incitarlos a participar. Entre 2005 y 2022, se verificaron más de 105.000 casos de los llamados «niños soldados», mientras que solo en 2023, la ONU registró el reclutamiento de otros 8.655 menores. Ante esta lacra, el Arzobispo reiteró el llamamiento de la Santa Sede a los Estados para que procedan a la ratificación universal y la aplicación efectiva del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados.
Dignidad y desarrollo integral
Balestrero también intervino en el diálogo con el Relator Especial sobre el derecho al desarrollo, recordando que «esta dignidad divina debe estar siempre en el centro de todo esfuerzo de desarrollo, si queremos construir un mundo donde todos puedan llevar una vida auténticamente humana en la verdad, la justicia y la paz», como también afirmó el Papa León XIV. El Prelado reiteró que el desarrollo debe ser integral, abarcando todas las dimensiones de la persona, y que el adelanto de las mujeres y las niñas es crucial para fortalecer a las familias y la sociedad. «Cuando se empodera a las mujeres y las niñas para que desarrollen su potencial, los beneficios se extienden mucho más allá del individuo», explicó, destacando como prioridades la educación, la salud, el trabajo decente y la protección contra la violencia y la discriminación.
La importancia de la familia
El papel de la familia se destacó con fuerza en ambos discursos. Además, reiteró que la familia «desempeña un papel crucial para abordar las causas profundas del trabajo infantil» y, al mismo tiempo, es «la unidad básica de la sociedad y, como tal, debe fortalecerse». Las políticas que apoyan la vida familiar, la maternidad y la responsabilidad compartida entre hombres y mujeres siguen siendo, según la Santa Sede, condiciones esenciales para el desarrollo humano y social.
Se publicó primero como La Santa Sede: Familia y dignidad contra la explotación infantil