Comunicado de www.vaticannews.va — ![]()
Siguiendo la indicación de los obispos del país asiático, todas las estructuras eclesiásticas, en coordinación con las Comisiones diocesanas para la acción social, se han puesto a disposición de la población para garantizar refugio y ayuda humanitaria ante la enésima tormenta que ya ha provocado la evacuación de miles de personas. “Recemos unos por otros mientras afrontamos este feroz tifón”, dijo a los fieles el obispo de Legazpi, Joel Baylon.
Cecilia Seppia – Noticias del Vaticano
Filipinas, azotada por el mal tiempo y por eventos catastróficos que se intensifican en esta área del mundo a causa de los cambios climáticos, afectando como siempre a los más pobres entre los pobres: una nueva tormenta tropical se acerca al archipiélago, pocos días después de que el supertifón Ragasa, que golpeó primero a la provincia china de Guangdong y a Taiwán, con 2 millones de desplazados y evacuados y más de 130 muertos en total, obligara al gobierno a cerrar escuelas, fábricas y cancelar vuelos. Bualoi, este es el nombre de la nueva tormenta, dicen los meteorólogos que se presentará con vientos de hasta 110 km/h, posibles inundaciones y deslizamientos de tierra en las zonas montañosas hasta alcanzar el sur de Luzón. Alrededor de 1.500 personas actualmente han quedado bloqueadas en varios puertos de la región de Bícol, informó la Guardia Costera filipina, mientras que las autoridades advirtieron del alto riesgo de una marejada potencialmente letal que podría alcanzar una altura de tres metros.
Anoche el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. tranquilizó a los ciudadanos en un post en las redes sociales, afirmando que alimentos, medicinas y otras ayudas ya estaban preparadas en las áreas a lo largo del recorrido de la tormenta Bualoi, pero nadie sabe si los bienes de primera necesidad serán suficientes para suplir las necesidades de la población, dado que cada año esta zona del mundo es azotada por al menos 20 tormentas o tifones que provocan enormes daños y víctimas, sobre todo en las áreas más pobres.
Iglesias abiertas a los desplazados
Mientras a nivel nacional arde la polémica y es intenso el debate político relacionado con los “proyectos fantasma”, destinados a prevenir el impacto de los desastres climáticos —financiados y nunca realizados a causa de la corrupción—, es la Iglesia católica en Filipinas la que suple las carencias públicas, poniendo sus estructuras al servicio de la gente más vulnerable. Todas las iglesias en las diócesis de Legazpi y Sorsogon (ambas en el sur de la isla de Luzón) han abierto estructuras parroquiales, capillas, salones, oratorios y escuelas como refugios temporales para los desplazados, también de manera preventiva. Siguiendo la indicación de los obispos, refiere la Agencia Fides, todas las estructuras eclesiásticas se han puesto a disposición, mientras se han activado “comités parroquiales de respuesta a las catástrofes”, en coordinación con las Comisiones diocesanas para la acción social.
Ya cientos de familias se han trasladado a las estructuras católicas, mientras que en los atrios de las iglesias y en las escuelas, los voluntarios han colocado sacos de arena para proteger los edificios. Los catequistas, por su parte, están llevando a cabo también una valiosa labor de sensibilización e información, asegurándose de que las familias más pobres puedan ser avisadas a tiempo y puedan dejar sus viviendas, frágiles y fácilmente expuestas a la furia del tifón, para trasladarse temporalmente a edificios de cemento donde los voluntarios se ocuparán de sus necesidades materiales, morales y espirituales.
La oración para pedir a Dios protección contra la calamidad
“Recemos unos por otros mientras afrontamos este tifón”, dijo a los fieles el obispo de Legazpi, Joel Baylon. En todas las iglesias de la diócesis se ha lanzado además una «Oración» por la liberación de la calamidad, que es recitada por todas las comunidades. “Padre Omnipotente —reza el texto— elevamos nuestros corazones a ti en señal de gratitud por las maravillas de la creación de la que formamos parte. Reconocemos nuestros pecados contra ti y contra el resto de la creación. No hemos sido buenos custodios de la naturaleza. Ahora cosechamos los frutos de nuestros abusos y de nuestra indiferencia.
El calentamiento global está a las puertas. Tifones, inundaciones, erupciones volcánicas y otras calamidades naturales se producen en número e intensidad crecientes”. La oración concluye así: “Nos dirigimos a ti, nuestro Padre amoroso, e imploramos perdón por nuestros pecados. Pedimos que nosotros, nuestros seres queridos y nuestros bienes, duramente ganados, seamos librados de la amenaza de las calamidades, naturales y provocadas por el hombre. Te imploramos que nos inspires a todos a convertirnos en administradores responsables de tu creación y en prójimos generosos con quienes están en necesidad. Nuestra Madre de la salvación, ruega por nosotros”.
Se publicó primero como Filipinas: llega la tormenta Bualoi, iglesias abiertas a los desplazados


