Comunicado de www.vaticannews.va —
Hasta el 27 de agosto, en el Piamonte, se desarrollan los trabajos sinodales centrados en el análisis del camino eclesial recorrido hasta ahora y en la emergencia dictada por la violencia en el mundo. Alessandra Trotta, moderadora de la Mesa Valdense: «Nos asusta el uso instrumental de la Biblia en diversos conflictos armados»
Federico Piana – Ciudad del Vaticano
Con un desfile inicial y la celebración del culto, se abre hoy en Torre Pellice, en el Piamonte, el Sínodo de las Iglesias metodistas y valdenses que concluirá el próximo 27 de agosto. El evento representa una cita fundamental, porque lo que es central y determinante en la vida de esta realidad eclesial es precisamente toda la dinámica sinodal que impregna cada aspecto. «Nosotros tenemos una eclesiología fundada en un sistema presbiteriano-sinodal y nuestras disciplinas afirman que el Sínodo representa la máxima autoridad humana de nuestras Iglesias y expresa de la manera más plena nuestra unidad», explica Alessandra Trotta, moderadora de la Mesa Valdense, en una conversación con los medios vaticanos.
Igualdad entre pastores y laicos
A participar en el Sínodo, como prevé el reglamento, serán 180 miembros deliberativos acompañados de un nutrido número de miembros consultivos. Pero el aspecto peculiar es el equilibrio entre pastores y laicos: «El número de laicos —detalla Trotta— debe ser al menos igual al de los pastores, que no pueden estar nunca presentes de manera predominante. Hay una plena paridad de roles, de competencias y de poderes».
Análisis profundos
En el centro de los trabajos sinodales estará el examen profundo del camino recorrido hasta aquí por las Iglesias y un análisis atento de la labor de los órganos que anualmente son encargados de gobernar y tomar decisiones para el bien de la colectividad.
Construir la paz
Una parte central de estos trabajos, asegura la moderadora, será dedicada al tema de la paz: «Porque hay un fuerte deseo de nuestras Iglesias de encontrar el modo de pacificar el mundo. La necesidad es la de discutir sobre cuál puede ser nuestro compromiso concreto como creyentes cristianos para llegar a construir la paz».
No al uso instrumental de la fe
Este año, sin embargo, hay una emergencia más que preocupa a la Mesa Valdense: es aquella —añade Trotta— que concierne al «uso instrumental de la Biblia en diversos conflictos armados. Se cita la presunta voluntad del Dios de Abraham, Isaac y Jacob para avalar políticas de nacionalismo etnocéntrico que buscan borrar a un pueblo para defender a otro. Y todo esto nos llama desde ahora a una responsabilidad mayor».
Nuevos y viejos desafíos
Hay otro desafío, compartido con muchas otras Iglesias cristianas, que será afrontado por la asamblea sinodal: el de la crisis de vocaciones, sobre todo en lo que respecta a los ministerios permanentes. Alessandra Trotta asegura que durante el Sínodo se «reflexionará sobre cómo la dimensión de la vida actual está haciendo más difícil, en particular para los jóvenes, pensar en un compromiso eclesial fuerte, y se tomará en consideración también la posibilidad de aumentar las colaboraciones entre los diversos ministerios».
La alegría del Evangelio
La secularización que ha golpeado a Occidente está empujando a la Mesa Valdense a seguir transmitiendo la idea de la importancia de la fe renovando la alegría de ser cristianos. «Y todo esto pasa por la defensa, en Europa, del marco de constitucionalidad democrática, porque para nosotros representa el marco en el que puede desarrollarse más libremente el anuncio del Evangelio», dice Trotta, que ve en el horizonte la afirmación de «un modelo basado en Dios, Patria y familia en el que nosotros no nos reconocemos».
Importantes aniversarios
Si en el Sínodo del año pasado se celebraron los 850 años del nacimiento del movimiento valdense, en el de este año se recordarán también los 50 años del pacto de integración entre las Iglesias metodistas y las valdenses, que dieron vida a lo que hoy es la Iglesia evangélica valdense – Unión de las Iglesias metodistas y valdenses. «Nosotros —concluye la moderadora— somos una Iglesia pequeña que necesita un Sínodo grande. Porque, aparte de la realidad de los Valles Valdenses, donde históricamente estamos presentes con Iglesias-pueblo, en el resto de Italia vivimos en una gran diáspora, y el Sínodo se convierte también en la ocasión en la cual reencontrarnos todos juntos».
Se publicó primero como Se abre el Sínodo valdense con el compromiso de trabajar por la paz