Comunicado de www.vaticannews.va —
Entrevista al Secretario Adjunto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida a la luz del mensaje de León XIV para la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores: buenas prácticas, instrumentos pastorales y el anuncio de un congreso internacional el próximo octubre.
Lorena Leonardi – Ciudad del Vaticano
La vejez como un tesoro por descubrir, una mentalidad de integración por desarrollar, buenas prácticas que adoptar y mantener, y un conjunto de herramientas pastorales para involucrar a quienes no pueden viajar. Estos son los puntos destacados de una entrevista concedida a los medios del Vaticano por el obispo Dario Gervasi , secretario adjunto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y promotor de la Jornada Mundial de los Abuelos y de las Personas Mayores, que se celebrará el 27 de julio.
Según el imaginario popular, la esperanza pertenece a los jóvenes, a quienes, de alguna manera, tienen toda la vida por delante. Sin embargo, en su mensaje publicado hoy, en vísperas del Día Mundial de la Esperanza, León XIV afirma que podemos ser signos de esperanza a cualquier edad. Un importante cambio de perspectiva.
Hoy en día, existe la llamada cultura del antienvejecimiento , lo cual no es precisamente una buena perspectiva, ya que el envejecimiento es un proceso imparable. Sin embargo, la perspectiva del Papa, al igual que la bíblica, otorga a cada edad su propio valor. La vejez es una etapa preciosa, llena de tesoros por descubrir, como la sabiduría acumulada a lo largo de la vida y el conocimiento de la fidelidad de Dios experimentado a lo largo de los años.
Para que estas riquezas no se desperdicien, ¿qué propuestas pastorales pueden ayudar a favorecer una verdadera implicación de los ancianos en la vida eclesial?
Hay muchas opciones, desde las más sencillas, como una visita familiar o un momento para escuchar los testimonios de las personas mayores, hasta celebraciones, salidas y eventos que combinan la presencia de las personas mayores con la de sus familias, incluyendo a los niños, para que los abuelos siempre estén presentes. Existen muchas buenas prácticas; es importante que las personas mayores estén en el centro de la vida de la Iglesia y que sigan siéndolo allí donde ya forman parte activa de las comunidades parroquiales.
Especialmente en verano, las personas mayores son los olvidados por las ciudades desiertas, pero la impresión general es que, en una sociedad de rendimiento y lucro, se les percibe como inútiles. ¿Debemos resignarnos a la idea de que, al dejar de producir, dejamos de existir?
Esta es una idea verdaderamente enfermiza que debemos desafiar para redescubrir el sentido de la vida: asociarla con la producción degrada nuestra humanidad. Las personas mayores nos devuelven a una dimensión de generosidad, de entrega; pueden dedicar su tiempo sin pensar en la utilidad. Con su generosidad hacia los jóvenes, los fortalecen: podemos hacer cosas juntos; donde hay personas mayores, hay más, no menos.
¿Cómo puede la intergeneracionalidad ser un recurso en el uso de la tecnología y la transmisión de la fe?
Los jóvenes pueden ayudar a las personas mayores a entrar en el mundo de la tecnología, y las personas mayores pueden ayudar a los jóvenes a humanizar la vida moderna. A las generaciones más jóvenes les cuesta mirar al cielo: ¿qué hermoso es ver a una abuela acompañando a su nieto a la iglesia y enseñándole a hacer la señal de la cruz? ¿O escuchar a un abuelo decirle a sus nietos: «Que se haga la voluntad de Dios»? No hay mejor manera de aprender sobre la fe.
¿Cuáles son las pautas para prepararse para la reunión del 27 de julio?
En previsión de la próxima Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores, hemos publicado un kit pastoral con oraciones, materiales e inspiración litúrgica, diseñado para conectar con las personas de las parroquias de todo el mundo, incluyendo a quienes no pueden asistir en persona debido a la distancia, quienes no pueden viajar porque viven en residencias de ancianos o quienes celebrarán la ocasión en el centro de día donde pasan tiempo. Para los jóvenes, visitar a una persona mayor es una oportunidad para encontrar el testimonio de Dios que vive en ellos; abrazarla es como abrazar el signo de la fidelidad del Señor. En este sentido, León XIV nos dice que las personas mayores nos ayudan a tener esperanza y tienen la oportunidad de tenerla siempre.
Como Dicasterio, ¿qué iniciativas tienen en marcha?
Una conferencia internacional el próximo octubre brindará la oportunidad de reflexionar sobre aspectos importantes de la vida de las personas mayores, desde la espiritualidad hasta la cultura del descarte, incluyendo su papel en las comunidades eclesiales. Ya hemos iniciado y continuamos celebrando una serie de reuniones continentales por Zoom con los responsables de las oficinas para las personas mayores de las Conferencias Episcopales del mundo: está creciendo una nueva conciencia de ver a las personas mayores como signos de esperanza.
Se publicó primero como Monseñor Gervasi: Los ancianos, un tesoro por descubrir