Comunicado de www.vaticannews.va —
En vísperas del traslado del Papa León XIV a las Villas Pontificias de Castel Gandolfo, del 6 al 20 de julio, para un período de descanso, recorremos algunas reflexiones de los Pontífices sobre el tiempo de vacaciones. Una oportunidad, como recordó el Papa Francisco, para profundizar en el camino espiritual.
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
Un descanso del trabajo para recargar pilas, una oportunidad para viajar y contemplar la belleza de la naturaleza, un momento para nuevas lecturas y amistades. Pero también un espacio para cultivar, a través de la meditación y la oración, un aspecto esencial: el interior. Éstas son algunas de las principales dimensiones señaladas por los Pontífices respecto al tiempo de vacaciones. También el Papa León XIV pasará un período de descanso en su primer verano como Sucesor de Pedro. Del 6 al 20 de julio el Papa se trasladará a las Villas Pontificias de Castel Gandolfo, localidad a 25 kilómetros de la ciudad de Roma, en la zona de Castelli Romani. En este lugar, que el Papa Juan Pablo II llamó cariñosamente “Vaticano número dos”, celebrará la Santa Misa el domingo 13 de julio, en la Parroquia Pontificia de Santo Tommaso da Villanova, mientras que el domingo 20 de julio la celebrará en la Catedral de Albano, que había sido asignada al entonces cardenal Prevost como Iglesia titular en el Consistorio para la creación de los cardenales. También los domingos 13 y 20 de julio, el Papa León XIV rezará el Ángelus en la Plaza de la Libertad en Castel Gandolfo.
Un tiempo propicio
¿Cómo aprovechar al máximo el tiempo de vacaciones? Esta pregunta, aparentemente no esencial si se sigue una perspectiva espiritual, encuentra en realidad espacio en muchas reflexiones de los Pontífices. En primer lugar, porque las vacaciones no juegan un papel marginal en la vida del hombre. Los Papas subrayan que no deben ser vistos sólo como un período de pura ociosidad unido al descanso. Este tiempo puede resultar, por ejemplo, un momento propicio para reflexionar sobre la belleza de la naturaleza, definida por el Papa Pablo VI como “el libro de Dios”. Durante las vacaciones, subrayó el mismo Papa Montini, se puede redescubrir el contacto con el escenario “siempre abierto, siempre nuevo, siempre maravilloso” de la creación: “el espacio, la atmósfera, los animales, las cosas; el mar, las montañas, la llanura, el cielo con sus auroras, sus mediodías, sus ocasos, y sobre todo con sus noches estrelladas, profundas y siempre encantadoras”.
Pablo VI: Que las vacaciones sean un tiempo de vigilante descanso
Pero las vacaciones son también un momento fructífero en el que la interrupción del ritmo ordinario de trabajo puede favorecer el silencio interior y la meditación. El Papa Pablo VI, en el Ángelus del 5 de agosto de 1973, indicó un programa especial para este período de descanso:
“Hagamos de tal modo que este tiempo libre, que llamamos vacaciones, no sea ni desperdicio ni egoísmo. Relajación, descanso, recreación (en sentido etimológico), sí, pero inteligente y vigilante. Hay, por ejemplo, lecturas serias a las que no podemos dedicar el tiempo necesario durante el año; hay excursiones, que son descubrimientos de las muchas y hermosas riquezas de nuestra historia y de nuestro arte, a estas damos nuestra preferencia. Y luego recordemos que las vacaciones son el período privilegiado para hacer buenas amistades, para conocer lugares, costumbres, necesidades de personas a las que habitualmente no nos acercamos y para conocer nuevas personas dignas de nuestra conversación”.
Juan Pablo II: el encuentro es uno de los valores de las vacaciones
Las vacaciones son una oportunidad para compartir momentos de tranquilidad. El Papa Juan Pablo II, que amaba pasar el tiempo de relax en “sus” amadas montañas, recordó repetidamente que el hombre necesita armonía para regenerarse, para experimentar la belleza del encuentro con el otro. “Para que unas vacaciones sean verdaderamente vacaciones y aporten auténtico bienestar”, afirmó el Papa Wojtyla en el Ángelus del 6 de julio de 1997, “es necesario que la persona redescubra un buen equilibrio consigo misma, con los demás y con el entorno. Es esta armonía interior y exterior la que regenera el alma y devuelve la energía al cuerpo y al espíritu”.
“Uno de los valores de unas vacaciones es el del encuentro, del estar junto a otros de forma desinteresada, por el placer de la amistad y de compartir momentos de paz. Sin embargo, conociendo el alma humana y los condicionamientos de la sociedad de consumo, quisiera sugerir, especialmente a los jóvenes, realizar vacaciones saludables, es decir, escapadas saludables, evitando transgresiones nocivas para la propia salud y la de los demás. De lo contrario, terminarás desperdiciando tiempo y recursos y regresando de tus tan esperadas «vacaciones» sin ningún beneficio. Escapar puede ser útil, pero sólo si no elude criterios morales sólidos o incluso el simple respeto a la propia salud. El derecho a las vacaciones no debe hacernos olvidar a aquellos que, por diversas razones, no pueden salir de su entorno habitual, ya sea por motivos de edad, de salud o de trabajo, dificultades económicas u otros problemas”.
Benedicto XVI: Frente a la naturaleza, el hombre se redescubre como criatura
Especialmente para quienes viven en grandes ciudades, a menudo frenéticas y dispersas, es importante sumergirse durante algún tiempo en la naturaleza. El Papa Benedicto XVI, en el Ángelus del 17 de julio de 2005 en las montañas de Los peinadosen el Valle de Aosta, indicó esta importante necesidad.
“En el mundo en el que vivimos, se vuelve casi una necesidad poder recargar el cuerpo y el espíritu, especialmente para quienes viven en ciudades, donde las condiciones de vida a menudo frenéticas dejan poco espacio para el silencio, la reflexión y el contacto relajante con la naturaleza. Las vacaciones son también días en los que se puede dedicar más tiempo a la oración, a la lectura y a la meditación sobre los significados profundos de la vida, en el contexto sereno de la propia familia y de los seres queridos. El tiempo de vacaciones ofrece oportunidades únicas para detenerse ante los sugerentes espectáculos de la naturaleza, un maravilloso «libro» al alcance de todos, pequeños y mayores. En contacto con la naturaleza, la persona encuentra su justa dimensión, se redescubre como criatura, pequeña, pero al mismo tiempo única, «capaz de Dios» porque interiormente abierta al Infinito”.
Francisco: En vacaciones, profundicemos nuestro camino espiritual
Las vacaciones también son un momento para profundizar en tu camino espiritual. En el Ángelus del 6 de agosto de 2017, el Papa Francisco nos invitó de manera particular a recorrer este camino junto a los caminos que se abarrotan entre las metas y los lugares turísticos.
“El tiempo de verano es un momento providencial para incrementar nuestro compromiso de buscar y encontrar al Señor. Durante este período, los estudiantes están libres de compromisos escolares y muchas familias se van de vacaciones; es importante que durante el período de descanso y desapego de las ocupaciones diarias, se pueda revitalizar la fuerza del cuerpo y del espíritu, profundizando el camino espiritual. (…) Que nuestra Madre y Madre de Dios nos ayude a entrar en sintonía con la Palabra de Dios, para que Cristo sea luz y guía de toda nuestra vida. A Ella le confiamos las vacaciones de todos, para que sean serenas y fructíferas, pero sobre todo el verano de cuantos no pueden tomar vacaciones porque lo impiden la edad, motivos de salud o de trabajo, limitaciones económicas u otros problemas, para que sea también un tiempo de relax, alegrado por presencias amigas y momentos felices”.
Para los Papas las vacaciones son por tanto un tiempo de descanso y de relax, pero también un período de meditación, para entrar en sintonía con la Palabra de Dios. En esta armonía, el descanso puede transformarse en un camino para vislumbrar, en el silencio interior y entre las cimas del alma y de la naturaleza, la mirada amorosa del Señor.
Se publicó primero como Las vacaciones y los Papas, tiempo para descubrir la Palabra y la naturaleza