Comunicado de www.vaticannews.va —
La labor educativa en los dos países del Magreb de los Hijos de Don Bosco, presentes en África con más de 100 escuelas, 80 centros de formación profesional, 29 centros de acogida para niños en situación de riesgo y 200 oratorios y centros juveniles
Enrico Casale – Ciudad del Vaticano
Los niños están atentos. La lección es compleja. Tienen que aprender a leer, escribir y entender el italiano, una lengua muy distinta de la suya. El esfuerzo es grande, pero es un paso obligatorio si quieren cambiar su futuro: si quieren trabajar en una empresa italiana que opere en Túnez o Marruecos, o emigrar a Italia de forma legal y segura.
Esta escena se repite a menudo en las aulas de los misioneros salesianos de Túnez y en Kenitra, Marruecos. La obra de los Hijos de Don Bosco es una amplia iniciativa para la educación humana y profesional de los jóvenes, especialmente de los más necesitados, que está en el corazón del carisma salesiano, inspirado en las enseñanzas de su fundador, San Juan Bosco.
El método educativo
Este método educativo se basa en la razón y el diálogo, implicando a los jóvenes en un camino de crecimiento basado en la fe y el amor. A lo largo de las décadas, este método ha permitido la redención de miles de jóvenes en Italia y en numerosos países donde los Salesianos han establecido sus misiones.
Esta riqueza de conocimientos también está demostrando ser inestimable hoy en día en el contexto del «Plan Mattei», promovido por el gobierno italiano para reforzar la cooperación económica entre Italia y los países africanos. Actualmente, la presencia salesiana en África es vasta y bien arraigada, gracias también al apoyo de las Misiones Don Bosco: gestionan más de 100 escuelas, 80 centros de formación profesional, 29 centros de acogida para niños en situación de riesgo y 200 oratorios y centros juveniles.
Formar a los jóvenes
«Una de las preocupaciones de Don Bosco ha sido siempre ofrecer a los jóvenes la posibilidad de trabajar honradamente y con dignidad. Formar a los jóvenes en un trabajo correcto, bien hecho y que les permita construir una vida digna y formar parte de la sociedad – explica don Domenico Paternò, superior de la circunscripción salesiana que incluye Argelia, Marruecos y Túnez – siempre ha estado en el corazón de lo que hacen los salesianos. Lo hacemos en Italia, pero también en 40 países de África».
«La nuestra es, por tanto, una presencia significativa en el campo de la educación. La presencia actual de los Salesianos quiere realizar y poner en práctica el sueño de nuestro fundador, para que los lobos se conviertan en corderos, no sólo pacíficos, sino constructores de paz y desarrollo. Y así, aunque tengamos religiones diferentes, cristianos los unos y musulmanes los otros, descendientes todos de Abraham – añade – nos encontramos caminando juntos por el bien de los jóvenes y de las familias en torno a las comunidades salesianas y con ellas».
«La escuela, el oratorio, la formación para el trabajo, el patio, la formación humana y religiosa, el compartir alegrías y penas, el conocimiento mutuo y la dignidad que cada uno reconoce en los demás, el espíritu de familia y de colaboración: todo esto ayuda a caminar juntos y a hacer concretamente el bien a todos».
Aumenta el desempleo
Según las últimas cifras, la tasa de desempleo en Túnez ha alcanzado el 16%, con unos 667.200 parados. El fenómeno migratorio sigue siendo importante, impulsado por la necesidad: en el 2023, el número de emigrantes tunecinos siguió creciendo, con una fuerte incidencia hacia los países europeos.
El desempleo juvenil es también un reto importante en Marruecos, con una tasa superior al 32% en 2023, lo que lleva a muchos jóvenes a buscar oportunidades de empleo en el extranjero. El número de marroquíes que emigrarán en 2023 seguirá aumentando, con un flujo importante hacia Europa y otros países mediterráneos.
Un impacto local
Los Salesianos trabajan con empresas italianas, pero su compromiso también tiene un impacto local. «Ofrecemos a los jóvenes la formación que necesitan para trabajar en nuestro país. La formación, sin embargo, también puede ser útil para quienes decidan quedarse en Túnez y Marruecos. «Nuestro objetivo – subraya el padre Domenico – es dar a los jóvenes una perspectiva y un futuro mejor, tanto en el extranjero como en casa».
Por ello, los Hijos de Don Bosco han puesto toda su experiencia a disposición del «Plan Mattei». En los protocolos firmados por Italia con Túnez y Marruecos se estipula que, para trabajar en empresas italianas, los jóvenes africanos deben adquirir un nivel A1 de italiano, conocer la normativa italiana sobre seguridad en el trabajo y tener una preparación técnica básica para los oficios que vayan a desempeñar.
Formación especializada
En Marruecos, la formación está especialmente desarrollada. En el centro salesiano de Kenitra, además de clases de italiano, se forma a electricistas, técnicos de instalaciones solares y operarios del sector de las energías renovables, capaces de mantener las instalaciones. En Túnez, por su parte, hay cinco cursos de veinte alumnos cada uno, centrados principalmente en la lengua italiana y los fundamentos profesionales.
Esta iniciativa tiene también una importante implicación en términos de diálogo interreligioso. «Sin duda, estos cursos promueven la fraternidad. Nos movemos en la línea trazada por el Papa Francisco en la encíclica Todos los hermanoses decir, construir puentes y oportunidades de encuentro y cooperación entre personas de distintas religiones. Se trata – concluye el padre Domenico – de crear un bien común compartido. En un mundo marcado por tantos conflictos, estas iniciativas generan paz y esperanza. Estamos en el año del Jubileo de la Esperanza, y ésta es una de sus aplicaciones más concretas».
Se publicó primero como Salesianos, un futuro para los jóvenes de Túnez y Marruecos