Comunicado de www.vaticannews.va —
El relato de la peregrinación realizada el lunes 14 de abril por los superiores y responsables del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. El paso por la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en vísperas de una jornada de retiro espiritual y de debate al estilo sinodal
Lorena Leonardi – Ciudad del Vaticano
Son las palabras de la prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, sor Simona Brambilla, que en la mañana del lunes 14 de abril, portando la Cruz del Jubileo, comenzó desde la Plaza Pía la peregrinación del Año Santo del organismo de la Santa Sede que ella dirige desde el pasado 6 de enero.
A la caminata por la Via Della Conciliación asistieron más de cuarenta empleados del Dicasterio, que representa todas las formas de vida consagrada y es una de las realidades vaticanas donde presta servicio un número muy elevado de mujeres.
Esperanza que no defrauda
«Al atravesar la Puerta Santa – dijo la misionera de la Consolata – cada uno de nosotros trajo consigo sus umbrales, sus pasajes. Pero también, guardados en el corazón, los deseos, las expectativas, los sueños y los sufrimientos de tantos consagrados y consagradas encontrados en el Dicasterio o por el mundo, para confiarlos a Aquel en quien está anclada la esperanza que no defrauda».
Una gracia para todos
Martin Wolf, misionero oblato de María Inmaculada, originario de Heidelberg en Alemania, se hizo eco de ella:
La congoleña Suzanne Bahati, de las Hermanas del Divino Salvador, experimentó «la alegría de caminar juntos en la diversidad, pero unidos en Cristo». En el Dicasterio desde hace sólo unos meses, la religiosa compartió el entusiasmo de recibir la indulgencia «como peregrinos de esperanza hacia un mundo que tanto necesita la paz».
Junto a los perseguidos por su fe
Durante la peregrinación, la cruz pasó de mano en mano entre los participantes para llegar, en el último pasaje, a sor Angélica Hernández, de las Franciscanas misioneras voluntarias de los pobres. La religiosa mexicana relató un «momento inolvidable» precisamente porque «caminando hacia la tumba de Pedro, encomendamos con nuestras oraciones a todos los consagrados del mundo, especialmente a los que viven el momento de la cruz por el Evangelio».
«Mientras llevaba la cruz – confió – tenía en mente a las personas consagradas que sufren persecución religiosa por parte de regímenes políticos, pero en general a quienes en nombre de Cristo ofrecen su vida y necesitan nuestras oraciones para afrontar hasta el final su testimonio de fe».
Como colofón a la peregrinación jubilar y en preparación a la Pascua, el martes 15 de abril, los empleados del Dicasterio vivieron una jornada de retiro espiritual, que comenzó con una reflexión ofrecida por el jesuita Giacomo Costa sobre la resurrección de Jesús narrada en el Evangelio de Juan. A continuación, tras un tiempo de silencio individual, los participantes se reunieron para compartir en grupos según el estilo sinodal y para la celebración de la misa.
Se publicó primero como Peregrinos del Jubileo del Dicasterio para la Vida Consagrada