En una escalofriante escalada de la persecución estatal, el gobierno pakistaní ha sido acusado de complicidad de fomentar narraciones extremistas que amenazan directamente las vidas y la seguridad de los miembros de la comunidad musulmana Ahmadiyya. El Comité Internacional de Derechos Humanos (IHRC) un grupo de defensa dedicado a proteger a las comunidades vulnerables en todo el mundo, ha emitido una apelación urgente que destaca los esfuerzos sistémicos de las autoridades paquistaníes para marginar a los ahmadis a través de campañas inflamatorias, inoctrinación educativa y plataformas judiciales para el discurso de odio.
La comunidad musulmana Ahmadiyya, fundada en 1889 por Mirza Ghulam Ahmad en Qadian, India, es una de las sectas más pacíficas del Islam. Sus adherentes enfatizan la no violencia, el diálogo interreligioso y el servicio humanitario. A pesar de su compromiso con la paz, los Ahmadis se han enfrentado a una persecución implacable desde el inicio de Pakistán en 1947, con leyes discriminatorias que los califican como herejes bajo los controvertidos estatutos de blasfemia del país. Este último desarrollo subraya cómo el odio institucionalizado continúa poniendo en peligro esta comunidad ya asediada.
Campaña respaldada por el estado contra ciudadanos pacíficos
En el corazón de la apelación del IHRC se encuentra una directiva inquietante de Pakistán Ministerio de Asuntos Religiosos ordenando una «campaña de concientización» nacional contra el llamado «contenido blasfemo». Programada para el 15 de marzo de 2025, la iniciativa incluye sermones en las oraciones y observancias del viernes marcados como «Youum tahafuz-e-namoos-e-risalat «(Día para la protección del honor de la profecía).
Esta campaña se extiende más allá de la retórica en las aulas, donde las escuelas privadas reciben instrucciones de realizar conferencias que refuerzan las leyes de blasfemia. Dichas directivas no solo perpetan información errónea sino que también adoctrinan a los niños con hostilidad hacia los musulmanes ahmadíes, enmarcándolos como enemigos del Islam. Un video compartido por IHRC muestra a los estudiantes que se les enseña a ver a Ahmadis como blasfemas, una narrativa que justifica la violencia contra ellos. Enlace al video
Igualmente alarmante es el Asociación de Abogados del Tribunal Superior de Lahore invitación a Hafiz obtienes rizvi líder de Tehreek-e-Labbaik Pakistán (TLP) una organización extremista notoria por incitar ataques en lugares de culto ahmadíes. En otro video proporcionado por IHRC, Rizvi exige abiertamente los asesinatos de vigilancia de los acusados de blasfemia si los tribunales no imponen sentencias de muerte. Haciendo referencia al infame asesinato de Mashal Khan, dice:
«Si esa ley no funciona, entonces estamos sentados afuera llevando el cuchillo de Alimuddin. Enlace al video
Estas acciones equivalen a la aprobación tácita de la justicia de la mafia, colocando vidas inocentes en riesgo grave.
Creciente de violencia e impunidad
Las consecuencias de dicho extremismo sancionado por el estado son devastadoras. Según los informes de IHRC, ha habido un fuerte aumento en los ataques dirigidos a las mezquitas ahmadi, las casas y las empresas. Los fieles inocentes han sido encarcelados sin evidencia, mientras que otros viven con miedo constante a la retribución vigilante. Por ejemplo, los incidentes recientes incluyen ataques con incendios provocados contra lugares de culto ahmadíes y asesinatos extrajudiciales llevados a cabo por autoproclamados defensores del Islam.
Nasim Malik, Secretario General de IHRC con sede en Kalmar, Suecia, enfatizó la urgencia de abordar esta crisis. «Ahmadis se enfrentan al peor tipo de amenazas de vida y persecución en Pakistán», afirmó en su comunicación. «Al legitimar las acusaciones de blasfemia a través de campañas nacionales, hacer cumplir las ideologías extremistas en las escuelas y dar una plataforma a líderes peligrosos, el estado está sancionando la violencia dirigida contra esta comunidad pacífica».
Un llamado global para la acción
La apelación del IHRC sirve como advertencia y una súplica de intervención internacional. Al difundir comunicados de prensa y videos que documentan estas atrocidades, la organización busca crear conciencia entre las partes interesadas mundiales sobre la difícil situación de los musulmanes ahmadi. Insta a los gobiernos, derechos humanos organizaciones y ciudadanos preocupados en todo el mundo a presionar a las autoridades paquistaníes a desmantelar políticas que alimentan el odio y la violencia.
La constitución de Pakistán garantiza la libertad de religión, o afirma. Sin embargo, su tratamiento de la comunidad Ahmadiyya expone la brecha entre promesas legales y realidades vividas. Artículo 260 de la Constitución declara explícitamente a los ahmadis no musulmanes, prohibiéndolos a identificarse como tales o practicar su fe públicamente. Combinado con las leyes de blasfemia draconiana, este marco legal crea un clima de impunidad para los perpetradores de violencia anti-ahmadí.
Por qué esto importa
La persecución de la comunidad musulmana Ahmadiyya no es simplemente un problema doméstico; Refleja tendencias más amplias de creciente intolerancia y extremismo religioso a nivel mundial. Cuando los estados promueven activamente el odio contra los grupos minoritarios, socavan los principios democráticos y la dignidad humana. Además, el silencio de la comunidad internacional envalentona a los opresores, lo que indica la aceptación tácita de sus acciones.
Es imperativo que nos solidaremos con la comunidad de Ahmadiyya y exijan responsabilidad del gobierno paquistaní. Su lucha es nuestra lucha: para la justicia, la igualdad y el derecho a vivir libre del miedo. Como Nasim Malik señaló acertadamente: «Comuníquese con IHRC si necesita más información o las últimas actualizaciones sobre la persecución de los musulmanes Ahmadiyya». Sus palabras nos recuerdan que cada voz cuenta en la lucha contra la injusticia.
Como periodistas, activistas e individuos compasivos, debemos amplificar las voces de las silenciadas por la opresión. Denuncemos la persecución de los musulmanes Ahmadiyya y responsabilicemos a los que buscan avivar las llamas del odio. Juntos, podemos asegurarnos de que no se quede sin comunidad la tormenta sola.
Para más detalles o para apoyar la causa, se alienta a los lectores a comunicarse con el Comité Internacional de Derechos Humanos (IHRC) a través de su sitio web (www.hrcommitee.org ) o Twitter Handle (@ihumanrightsc). Alternativamente, contáctelos directamente en su dirección:
Suite 25, 95 Miles Road, Mitcham, Surrey, Inglaterra, CR4 3FH.
Publicado anteriormente en The European Times.