Los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y un grupo armado rival, el EMBF, estallaron la semana pasada en la remota región nororiental, dejando decenas de muertos, entre ellos excombatientes, firmantes de la paz, líderes sociales y defensores de los derechos humanos.
Según informes de prensa, muchas víctimas fueron atacadas individualmente, mientras que miles de civiles fueron desplazados.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, condenó la violencia y reiteró la importancia de implementar plenamente el Acuerdo Final de Paz como piedra angular para consolidar la paz en el país.
“[He] pide el cese inmediato de los actos de violencia contra la población civil y el acceso humanitario sin obstáculos”, dijo el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, en un comunicado emitido a última hora del martes.
‘Un ataque contra la paz misma’
Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General para Colombia, llamó a los grupos armados a cesar todas las acciones que pongan en peligro a la población civil.
“Condeno los asesinatos –que son un ataque contra la paz misma– y hago un nuevo llamado a los grupos armados para que cesen todas las acciones que pongan en riesgo a la población civil. incluidos líderes comunitarios y firmantes de la paz”, dijo a los embajadores.
Los equipos locales de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia apoyaron la evacuación de personas en riesgo, incluidos excombatientes, mientras que otras agencias de la ONU se movilizaron para ayudar a las poblaciones desplazadas, añadió.
Una visión amplia de la reunión del Consejo de Seguridad sobre la situación en Colombia.
Suspensión de las conversaciones de paz.
El Sr. Ruiz Massieu informó que en respuesta a la violencia, el presidente colombiano Gustavo Petro suspendió las conversaciones de paz con el ELN y movilizó a agencias gubernamentales para ayudar a los afectados.
Ruiz Massieu también advirtió que la violencia como la de los enfrentamientos en el Catatumbo socava la confianza y el diálogo: “La violencia erosiona la confianza y la legitimidad entre los partidos, las comunidades y la opinión pública en general, algo esencial para que cualquier proceso de paz tenga éxito.«
La crisis del Catatumbo puso de relieve lagunas clave en la implementación del acuerdo de paz de 2016, particularmente en torno al desarrollo rural, los derechos sobre la tierra y las garantías de seguridad para las comunidades vulnerables.
Las poblaciones afrocolombianas e indígenas, como los bari y los yukpa, se ven afectadas de manera desproporcionada por la violencia actual, añadió Ruiz Massieu.
Progresos en medio de reveses
A pesar de estos desafíos, el proceso de paz de Colombia ha tenido áreas de éxito, dijo Ruiz Massieu, destacando los logros en los programas de reintegración de excombatientes.
Durante una visita a la zona de reintegración de Tierra Grata, observó avances en la construcción de viviendas, infraestructura comunitaria e iniciativas empresariales.
Sin embargo, sostener estos esfuerzos requiere financiación constante, mayor seguridad y una mayor coordinación entre las entidades gubernamentales y las partes interesadas locales, afirmó.
Llamamiento humanitario para 2025
También el miércoles, el Gobierno colombiano, junto con agencias de la ONU y socios humanitarios, lanzaron el Plan de Respuesta Humanitaria 2025 para Prioridades Comunitarias para abordar las necesidades urgentes de millones de personas vulnerables en todo el país.
Se estima que 9,1 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria en 2025 y su objetivo es brindar ayuda inmediata, proteger los derechos de las poblaciones vulnerables (incluidos mujeres, niños y grupos étnicos) y promover la resiliencia.
Con una necesidad de financiación de 342,3 millones de dólares, el plan se centrará en la seguridad alimentaria, la salud, el agua y el saneamiento, y la protección.
“Este plan reafirma nuestro compromiso con el pueblo de Colombia. Ahora, más que nunca, es hora de mantener viva la solidaridadapoyando a las comunidades según sus propias prioridades y fortaleciendo sus capacidades. Nos enseñan, a través de su resiliencia, el camino a seguir”, dijo Mireia Villar, Coordinadora Humanitaria y Residente de la ONU en Colombia.