La configuración familiar se repite nuevamente: una mujer se mira fijamente en un espejo, su reflejo cansado y sombrío. Luego, cuando comienza a tomar un antidepresivo, su vida se transforma mágicamente. Su corgi brinca a sus pies y su familia se reúne alegremente, mientras una voz recita escalofriantes efectos secundarios: pensamientos suicidas, derrames cerebrales o incluso la muerte.
Logan H. Merrill, escribiendo para Revista Libertaddestaca esta práctica en una investigación reciente, denunciando a la industria de medicamentos psiquiátricos, valorada en casi 40 mil millones de dólares, por su dominio de la distracción. Durante años, las grandes farmacéuticas han recurrido a estas tácticas para restar importancia a los riesgos de sus productos. Pero las nuevas normas de la FDA, que entrarán en vigor el 20 de noviembre de 2024, pretenden cambiar eso.
Tomando medidas enérgicas contra las distracciones de peluches
Como explica Merrill, las normas actualizadas de la FDA exigen que los anuncios de medicamentos presenten advertencias sobre los efectos secundarios de una “manera clara, llamativa y neutral”. Esta directriz de nueve páginas, que lleva más de una década en preparación, prohíbe las imágenes manipuladoras y el audio relajante diseñado para distraer a los espectadores.
Merrill describe un comercial reciente de Rexulti como un excelente ejemplo: mientras la voz en off advierte sobre efectos secundarios como trastornos musculares permanentes, coma o muerte, la pantalla se llena de escenas conmovedoras de corgis y picnics familiares. Este tipo de anuncios, escribe Merrill, históricamente han desobedecido normas anteriores de la FDA al disfrazar sus advertencias con imágenes alegres.
Pero según las nuevas directrices, los días de disimular realidades sombrías con mascotas adorables e iluminación cálida pueden estar contados.
La gimnasia legal de las grandes farmacéuticas
Sin embargo, Merrill señala astutamente que es poco probable que las compañías farmacéuticas cedan. En lugar de cumplimiento, probablemente estén buscando formas de explotar las lagunas jurídicas. En Revista LibertadMerrill imagina un escenario en el que las juntas corporativas, frente a estas nuevas reglas, llamen rápidamente a sus equipos legales para diseñar estrategias para una solución alternativa.
Una laguna jurídica evidente, como señala Merrill, reside en el alcance limitado de las normas: las regulaciones se aplican sólo a los anuncios de radio y televisión. No tocan las redes sociales, las empresas de telesalud ni las personas influyentes en línea, canales que se han vuelto centrales para la publicidad moderna.
El auge de los influencers y la telesalud
Merrill advierte que las grandes farmacéuticas ya han comenzado a trasladar sus esfuerzos de marketing online, donde la supervisión de la FDA no llega. Las personas influyentes en las redes sociales, en particular, se están convirtiendo en actores clave en la promoción de los fármacos psiquiátricos. A menudo se considera que estos influencers son más identificables y dignos de confianza que los anuncios tradicionales, lo que Merrill considera una tendencia peligrosa.
Para agravar el problema, las empresas de telesalud ahora se están asociando con fabricantes de medicamentos para promover medicamentos que pasan desapercibidos. Como escribe Merrill, estas plataformas, libres de las mismas restricciones publicitarias que los fabricantes, ofrecen otra vía para que las grandes farmacéuticas eludan la transparencia.
El Congreso apunta a las lagunas jurídicas
En respuesta a esta creciente preocupación, Merrill informa que los senadores Dick Durbin (D-IL) y Mike Braun (R-IN) han presentado la Ley de Protección a los Pacientes contra Anuncios Engañosos de Medicamentos en Línea. Este proyecto de ley tiene como objetivo cerrar las lagunas jurídicas responsabilizando no solo a los fabricantes de medicamentos, sino también a personas influyentes y empresas de telesalud.
Como explica Merrill, si se aprueba la legislación, cualquier persona que promocione medicamentos recetados en línea deberá revelar quién los paga. Una medida así podría imponer transparencia en todos los ámbitos, un desafío directo a las prácticas actuales de las grandes farmacéuticas.
Una batalla por la verdad
A lo largo de Revista LibertadEn la exposición de Merrill, se enfatiza la urgencia de abordar estas lagunas. Si bien las nuevas normas de la FDA marcan un paso hacia la rendición de cuentas, dejan lagunas importantes que permiten a las empresas farmacéuticas continuar con sus tácticas manipuladoras sin control.
El informe de Merrill deja una cosa clara: la batalla por la verdad en la publicidad de medicamentos está lejos de terminar. A medida que la industria gira hacia la frontera digital no regulada, lo que está en juego para la seguridad y la transparencia del consumidor no podría ser mayor.
Las grandes farmacéuticas, como destaca hábilmente Merrill, han construido su imperio sobre la base de la distracción. Queda por ver si se le puede obligar a rendir cuentas genuinamente.