«La Iglesia de la Cienciología se apuntó una tremenda victoria cuando el malogrado director Paul Haggis perdió su espectacular juicio civil por agresión sexual», acaba de informar el National Enquirer, refiriéndose al veredicto unánime del jurado que este mes declaró a Haggis responsable de violación.
Días antes, los anticienciólogos Leah Remini y Mike Rinder subieron al estrado para testificar a favor de Haggis, diciendo que » La víctima aquí es absolutamente Paul». El artículo del Enquirer deja al descubierto el daño que Remini y Rinder hicieron a su propia reputación.
Tanto Remini como Rinder testificaron con la esperanza de que su propaganda contra la Cienciología persuadiera a un jurado de que Haggis, un colega anticienciólogo, era inocente, a pesar de no tener conocimiento de las acciones de Haggis.
Ellos fallaron. Paul Haggis fue condenado a pagar $10 millones en daños y sus acusadores, mujeres a las que Remini y Rinder habían avergonzado y llamado mentirosas, fueron reivindicados, al igual que la Iglesia de la Cienciología.
“Scientology… sale reivindicada”, decía el investigador artículo.
El último informe de la prensa expone una vez más la campaña anticiencióloga de Remini y Rinder como un fracaso total.
El Enquirer analizó el papel de Remini y Rinder en el juicio de Haggis y llegó a una serie de conclusiones que incluían:
- «Leah Remini testificó que [Haggis] era una ‘víctima'».
- «La decisión del jurado parece ser una reprimenda imponente… que ha dejado a Remini, Rinder y otros que apoyaron a Haggis con huevo en la cara».
- «Los apologistas de Haggis salen muy mal parados al final del día. Hicieron todas estas acusaciones salvajes y encubrieron, resulta, a un depredador».
- «La Cienciología gana a lo grande».
Desde que Leah Remini y Mike Rinder fueron expulsados de la Iglesia de la Cienciología hace una década, ambos han ejecutado una campaña de odio y acoso contra los cienciólogos. Cada uno de ellos vomitó discursos de odio en su podcast anticientológico, ahora cancelado, que fue abandonado por todos los anunciantes comerciales antes de trasladarse a una pequeña plataforma con sede en el Reino Unido, para luego cerrarlo por completo. Su odio y desinformación ha provocado cientos de amenazas y actos de violencia contra los cienciólogos.
A las pocas horas de conocerse el veredicto de Haggis, Remini trató de desviar la atención y distraer al público del hecho de que acababa de apoyar a un violador convicto en el estrado. Acudió a las redes sociales para acosar a la policía de Los Ángeles por una denuncia falsa que había presentado hace 10 años, una denuncia falsa que la policía de Los Ángeles desestimó por «infundada» el mismo día en que se presentó. Una década más tarde, Remini recicló la misma mentira en Twitter, lo que obligó a la policía de Los Ángeles a emitir un comunicado de prensa en el que se exponía su desesperada maniobra por segunda vez.
El más reciente informe de los medios de comunicación sobre Leah Remini socava su esquema, y una vez más expone la campaña anti-cientología de Remini y Rinder como un fracaso total.
