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Gallagher ante el OIEA: un mundo libre de armas nucleares es posible

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El Secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados al intervenir en Viena en la asamblea del Organismo Internacional de Energía Atómica pidió «no abandonar nunca la búsqueda del diálogo», incluso ante «la continua escalada de la guerra en Ucrania». La Santa Sede aprecia la contribución del OIEA «al desarme nuclear» y al «uso seguro y pacífico de la tecnología nuclear».

Alessandro Di Bussolo – Ciudad del Vaticano

«Un mundo libre de armas nucleares es necesario y posible» y de esto la Santa Sede no tiene dudas. En medio de los terribles conflictos y revueltas «de los que somos testigos en muchas partes del mundo, y ante la continua escalada de la guerra en Ucrania, con palabras y acciones que corren el riesgo de dejar menos espacio a las soluciones diplomáticas, nunca debemos abandonar la búsqueda del diálogo». Así lo expresó el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados y las Organizaciones Internacionales, en una declaración pronunciada esta mañana en Viena, en la primera jornada de los trabajos de la 66ª Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que se celebra del 26 al 30 de septiembre, en Viena (Austria)

Gratitud por el compromiso de la OIEA con la planta de Zaporizhzhia

En este momento de gran incertidumbre, «en el que el mundo parece encontrarse en una encrucijada y en el que la amenaza del uso de las armas nucleares ha vuelto a asaltarnos -continuó Gallagher-, la Santa Sede hace un llamamiento a todas las naciones para que silencien todas las armas y eliminen las causas de los conflictos mediante el recurso incansable al diálogo y la negociación».

Al abrir su discurso, el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados expresó la gratitud de la Santa Sede al director general de la agencia, Rafael Mariano Grossi, por sus «incansables esfuerzos» para «ayudar a garantizar la seguridad de las instalaciones nucleares en Ucrania y evitar lo que el Papa Francisco llamó recientemente «un desastre nuclear»».

El Papa: La bomba atómica «al servicio de una mentalidad de miedo»

A continuación, el arzobispo Gallagher recordó la advertencia del Papa Francisco a principios de este año: «¡Los que hacen la guerra se olvidan de la humanidad!». A continuación, citando el videomensaje del Papa a la Cumbre Virtual de Alto Nivel sobre la Ambición Climática del 12 de diciembre de 2020, el arzobispo Gallagher recordó que las armas nucleares están «al servicio de una mentalidad de miedo que afecta no sólo a las partes de un conflicto, sino a toda la raza humana».

Por ello, añadió el prelado vaticano «las relaciones internacionales no pueden ser prisioneras de la fuerza militar, la intimidación mutua y la exhibición de arsenales de armas». Todas las armas de destrucción masiva «no crean más que una falsa sensación de seguridad». No pueden constituir la base de la coexistencia pacífica entre los miembros de la familia humana, que debe inspirarse más bien en una ética de la solidaridad».

No perder la esperanza en el camino del desarme nuclear

Tras recordar que la Santa Sede ha firmado y ratificado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, «con el objetivo de ir más allá de la disuasión nuclear hacia un mundo completamente libre de armas nucleares, afirmando que las armas nucleares son armas de destrucción masiva y del medio ambiente», el alto representante de la Santa Sede instó a no perder la esperanza «ante los lentísimos progresos realizados en el programa de desarme, en particular, en el desarme nuclear».

Por el contrario, prosigue, «debemos avanzar con perseverancia y determinación en nuestros esfuerzos comunes para lograr la eliminación de las armas nucleares». Y «hacer todo lo posible para evitar el desmantelamiento de la arquitectura internacional de control de armas, especialmente en el ámbito de las armas de destrucción masiva».

Los acuerdos de salvaguardia de la OIEA para frenar la proliferación

El mundo, añadió el arzobispo Gallagher, «debe encontrar la manera de evitar que se desate el poder destructivo de las armas nucleares», permitiendo al mismo tiempo que «todos los pueblos compartan los grandes beneficios derivados de los usos pacíficos de la tecnología nuclear, en la atención sanitaria, la producción de alimentos y muchos otros ámbitos».

La Santa Sede «reconoce la importante contribución del OIEA para ayudar a conseguir un mundo libre de armas nucleares». Y aquí el Secretario de Relaciones con los Estados recordó cómo «los acuerdos de salvaguardias globales entre el OIEA y cerca de 180 países, muchos de los cuales también están aplicando protocolos adicionales, ayudan a garantizar que estos países no estén trabajando en programas clandestinos de armas nucleares».

Reactivación de las negociaciones con Corea del Norte

La Santa Sede alaba «los continuos y pacientes esfuerzos de la comunidad internacional para relanzar las negociaciones sobre el programa nuclear de la República Popular de Corea del Norte, que amenaza la integridad del régimen de no proliferación». No puede haber, advirtió Gallagher, «una solución militar a estos problemas». Por ello, «el sistema único de salvaguardia del OIEA es una herramienta importante para lograr el objetivo de un mundo sin armas nucleares».

La OIEA y el fomento del uso pacífico de la energía nuclear

El arzobispo concluyó destacando el aprecio de la Santa Sede por los esfuerzos del OIEA en la promoción del «uso seguro y pacífico de la tecnología nuclear», ayudando a «los países en desarrollo a utilizar la tecnología nuclear para curar el cáncer, cultivar más alimentos y gestionar los escasos recursos hídricos». Así, el OIEA «desempeña un papel único en la promoción del desarrollo integral, mejorando nuestra administración de la creación de Dios».

Ante las emergencias relacionadas con el cambio climático y la pandemia de Covid, Gallagher afirma que «el apoyo del OIEA a los países que utilizan la ciencia y la tecnología nuclear para controlar la contaminación ambiental» también es de agradecer. La asistencia de los expertos de la Agencia «está ayudando al mundo a adaptarse a las nuevas realidades climáticas, incluida la escasez de alimentos y agua y la pérdida de ecosistemas». Por último, «la Santa Sede aprecia especialmente el trabajo de la Agencia para permitir a los países de ingresos bajos y medios desarrollar estrategias globales de control del cáncer y garantizar que, a su debido tiempo, todos los pacientes tengan acceso a la radioterapia y la medicina nuclear».

Grossi: Reanudar las reuniones Kiev-Moscú sobre Zaporizhzhia

También en Viena, el director general del OIEA, Rafael Grossi, se mostró dispuesto a «continuar las consultas» con Ucrania y Rusia para garantizar la seguridad de la central nuclear de Zaporizhzhia y «evitar un accidente nuclear» debido a los combates en la zona, que añadirían «tragedia al sufrimiento». Si ocurre algo, dijo, «no podremos culpar a una catástrofe natural, sino que tendremos que reconocer nuestra propia inacción», reiterando así su llamamiento a la creación de una zona de seguridad alrededor del emplazamiento. Grossi confirmó entonces el inicio de «conversaciones detalladas» con Kiev y Moscú para llegar a un acuerdo. Es posible conseguirlo – explicó- estoy dispuesto a continuar las consultas esta semana con ambos países para que podamos proteger esta instalación».



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