Alegría y emoción en el pequeño pueblo de la zona de Belluno que vio nacer a Albino Luciani. En la plaza dedicada a él, muchos siguieron la misa de beatificación de Juan Pablo I en la pantalla gigante instalada para el evento.
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
Largos aplausos, emoción espontánea, alegría y orgullo por tener a un beato como compatriota. Esto es lo que han vivido muchos de los fieles de Canale d’Agordo, el pueblo que domina los Dolomitas, esta mañana en el día en que la Iglesia ha elevado a Albino Luciani a los honores de los altares. En la plaza dedicada a Juan Pablo I y adornada con banderas del Vaticano, siguieron desde una pantalla gigante la misa de beatificación celebrada por el Papa en San Pedro. Fue una alegría especial e intensa para el Sr. Dante, de casi noventa años, que ha estado vinculado a Albino desde la infancia y que donó algunos recuerdos personales al Museo dedicado a él. Muchos fieles de las diócesis del Véneto, en las que Luciani dejó una fuerte huella, llegaron también al corazón del cristianismo.
Los conciudadanos de Canale d’Agordo reunidos en la plaza para la beatificación de Albino Luciani
Actos para recordar a Juan Pablo I
Una jornada festiva que comenzó con un largo repique de campanas y la presentación del sello postal en el Salón del Consejo del Ayuntamiento. Además, se acuñaron monedas conmemorativas de la beatificación del Papa Luciani, en bronce y plata. También hay muchas citas programadas para los próximos días. El sábado 10 de septiembre, a las 18 horas, en el Museo Albino Luciani, tendrá lugar la presentación de la biblioteca histórica de la Parroquia de Canale d’Agordo, así como el testimonio de Candela Giarda, la joven argentina curada gracias al milagro atribuido a Albino Luciani, y de Don José Dabusti, el sacerdote de la archidiócesis de Buenos Aires que la encomendó a Luciani. Al día siguiente, domingo 11 de septiembre, a las 16:00 horas, se celebrará la misa de acción de gracias por la beatificación del Papa Juan Pablo I en la Plaza del Papa, en presencia del Patriarca de Venecia Monseñor Francesco Moraglia y de los obispos de Belluno-Feltre y Vittorio Veneto.
