El presidente de la Fundación para la Amistad entre los Pueblos, Bernard Scholz afirma que «todo el futuro» de Italia depende de la educación, de las políticas activas de trabajo y que el Tercer Sector es fundamental. “Aquí en el Meeting hemos demostrado que el diálogo entre rusos y ucranianos es posible, la cultura es el único lenguaje posible para unir a los pueblos».
Alessandro Guarasci – Ciudad del Vaticano
La formación, la lucha contra la pobreza, la necesidad de reafirmar el valor de la paz. Estos son los temas de la entrevista con Bernard Scholz, presidente de la Fundación para la Amistad entre los Pueblos, que habla de una «emergencia educativa» porque sólo con una buena instrucción puede crecer todo un país. El presidente del Meeting de Rímini recordó las recientes palabras de admiración del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Matteo Zuppi, hacia el Tercer Sector: la atención del cardenal a este ámbito, dijo, «siempre ha estado presente, porque sabemos el interés que tiene por esta importante parte de la sociedad civil». De hecho, creo que esta pasión por el hombre, de la que estamos hablando en este momento en el encuentro, es precisamente la relación entre las personas, la atención de una persona a otra, la acogida, la inclusión. Son actitudes, incluso diría virtudes, de las que depende también la calidad de la política, además de que la convivencia civil, sin estos elementos centrales, corre el riesgo de implosionar».
El país se encuentra en un momento de espera. ¿Cuáles cree que son las urgencias?
La verdadera emergencia es la educativa. Lo digo aún más claramente: el acompañamiento de los jóvenes para que se descubran a sí mismos, para que descubran el mundo, para que descubran también lo hermoso que es vivir para un ideal. Lamentablemente, este es un tema que está un poco al margen de la discusión, pero es el tema central. Todo el futuro de nuestro país depende de ello. El futuro económico también depende de ello, al igual que el futuro del Tercer Sector, porque si no hay educación para los jóvenes será mucho más difícil que trabajen de forma adecuada, que tengan el gusto de crecer en habilidades y conocimientos. Luego está la cuestión de una verdadera propuesta de formación profesional, con las nuevas competencias que necesitamos.
Pero también hay una emergencia de pobreza, y se han puesto en marcha instrumentos para frenarla. ¿Cree que corremos el riesgo de que aumente el número de pobres en los próximos meses, dado también el aumento de las facturas y las tarifas de servicios?
No tengo suficiente información para decir si aumentarán o no. Lo que sí es cierto es que tenemos que trabajar sobre dos elementos. El primero son las políticas activas. No podemos limitarnos a alimentar a los que no tienen nada que comer, sino también ayudarles a desarrollar sus capacidades y a encontrar un empleo. A esto se añade el segundo elemento, hay que apoyar a nuestras empresas y al tercer sector en la creación de empleo porque, como dice el Papa Francisco, el trabajo es una cuestión de dignidad y la pobreza y la emergencia se combaten, por un lado, con caridad y apoyo y, por otro, casi el más importante, con la creación de empleo.
Aquí siempre se habla, incluso mucho de temas internacionales. Se ha hablado de Ucrania, de las guerras en África y de la importancia del diálogo. En este contexto, ¿el diálogo internacional es una utopía?
No es una utopía, como hemos visto en este Meeting. Pongo un ejemplo: ayer tuvimos a un periodista ruso leyendo un poema de un preso ucraniano, leído en ucraniano y este es un ejemplo entre muchos en este Meeting. Aquí está lleno de encuentros con ucranianos, con rusos incluso entre ellos. Así que no es una utopía, es posible. Pero hay que creer en ello, hay que comprometerse. También ponemos en el centro de este Meeting el hecho de que la cultura es en este momento el único lenguaje posible para unir a los pueblos. Tengo que decir que, para mi sorpresa, se puede ver que es una realidad que permite el diálogo. Y no estamos hablando de cosas al margen de lo que está ocurriendo, sino que estamos entrando en lo que está ocurriendo.
