Comunicado de www.vaticannews.va —
En su intervención durante la sesión inaugural del XIX Congreso Nacional de Doctores Agrónomos y Forestales, el observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA subrayó que, en este año jubilar, relanzar la agricultura sostenible constituye una “respuesta concreta” a la necesidad de “preservar el ambiente y los recursos naturales”, favoreciendo además la creación de “comunidades agrícolas resilientes y prósperas”.
Alessandro Di Bussolo – Ciudad del Vaticano
Frente a la dramática crisis alimentaria que atravesamos —con 673 millones de personas que padecieron hambre en 2024 y 2.6 mil millones que siguen sin poder permitirse una dieta saludable— es necesario, en el ámbito agrícola, “alimentar el planeta sin desperdiciar, pasando de la lógica de la abundancia a la lógica de lo suficiente”.
En la sesión inaugural del XIX Congreso Nacional de Doctores Agrónomos y Doctores Forestales, celebrada en la tarde del 5 de noviembre en la sede central de la FAO, el arzobispo Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, recordó la contradicción de “un planeta que aún tiene dificultades para garantizar la seguridad alimentaria para todos” y en el que “gran parte de lo que se produce no se consume”.
El hambre, responsabilidad de una economía “sin alma”
Dirigiéndose a los participantes del congreso “Raíces en el futuro: entre tradición y proyección”, celebrado el mismo día dedicado al Jubileo agroalimentario, el representante de la Santa Sede subrayó que la malnutrición “no es un problema de escasez de alimentos, sino una plaga de naturaleza estrictamente económica”.
Citando las palabras del Papa León XIV en su visita a la FAO el pasado 16 de octubremonseñor Chica Arellano denunció las responsabilidades de “una economía sin alma, de un modelo de desarrollo discutible y de un sistema de distribución de recursos injusto e insostenible”.
Según los datos del Informe 2025 sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundomás de mil millones de toneladas de alimentos se desperdician cada año a lo largo de la cadena agroalimentaria.
Agrónomos y forestales, primeros custodios de la creación
En un contexto de crisis alimentaria global provocada “por conflictos, fenómenos meteorológicos extremos, shocks económicos y tensiones geopolíticas”, el observador permanente recordó a los doctores agrónomos y forestales —recibidos por León XIV en el Vaticano en vísperas de la apertura del congreso— que tienen la delicada misión de ser “los primeros custodios de la creación”, ya que ponen a disposición sus “variadas experiencias y conocimientos para garantizar lo mejor a nuestra casa común”.
El año jubilar, afirmó, nos obliga a “repensar el sentido del don de la tierra, dado que ha sido entregada para su uso, no para su abuso”. Esto significa que el ser humano no es “el árbitro absoluto del gobierno de la tierra, sino el colaborador del Creador: una misión admirable, pero también marcada por límites precisos que no pueden ser traspasados impunemente”.
La agricultura sostenible, una respuesta a la crisis
El arzobispo Chica Arellano destacó los enormes desafíos que afrontará el sector agrícola en las próximas décadas, entre ellos “producir más, pero con menos agua, menos química, menos impacto ambiental y una mayor atención a la calidad y la sostenibilidad”.
Reiteró que la agricultura sostenible es una “respuesta concreta” a la necesidad de “preservar el ambiente y los recursos naturales”, contribuyendo al mismo tiempo “a crear comunidades agrícolas resilientes y prósperas, mejorar las condiciones de vida de los agricultores y apoyar el bienestar social mediante una colaboración más estrecha entre los actores de la cadena agroalimentaria”.
También subrayó la importancia de la innovación tecnológica aplicada a la agricultura, “que está transformando profundamente la manera de cultivar los campos” y que puede convertirse en un “instrumento de justicia social si se pone al servicio de las poblaciones más vulnerables”.
El uso responsable de la ciencia, señaló, “no debe alimentar nuevos desequilibrios, sino favorecer prácticas agrícolas sostenibles, respetuosas del ambiente y capaces de convertir la tierra en pan sobre la mesa de todos, especialmente de los más pobres”.
Involucrar a los jóvenes en el trabajo agrícola
Para concluir, el arzobispo español recordó que uno de los grandes problemas de los doctores agrónomos y forestales es el “relevo generacional”, ya que los jóvenes están “poco atraídos por el trabajo agrícola, a menudo percibido como fatigoso, desgastante y poco remunerado”.
Esto, pese a la enorme fortuna de poder “tocarse con las manos” el “milagro de la naturaleza”.
Por ello —afirmó— es fundamental “saber involucrar a las nuevas generaciones, infundiéndoles amor por la protección del ambiente y la salvaguardia de la biodiversidad para que sean ‘la sal de la tierra’”.
Se publicó primero como Chica Arellano: alimentar el planeta sin desperdiciar


