El país del norte de África se ha dividido entre dos administraciones competidoras durante más de una década, luego del derrocamiento del ex líder Muammar Gaddaffi en 2011.
El mes pasado, la ONU propuso una hoja de ruta que duraría de 12 a 18 meses que condujo a elecciones generales y un nuevo gobierno unificado.
Soporte de la ONU Crítica
«Estoy ante usted hoy representando la voluntad de una gente que aún se aferran a la esperanza, todavía creyendo en su capacidad para construir un futuro estable y próspero», dijo Mohamed Younis al-Menfi del Gobierno de Unidad Nacional reconocido internacionalmente (GNU).
«Libia no es una zona para pelear. No es una arena para resolver los puntajes o un lugar al que se pueden exportar crisis. Es una nación rica en recursos naturales, una sociedad cohesiva, con jóvenes que tienen un potencial tremendo» que «son la columna vertebral para construir un estado moderno».
Hizo hincapié en que «en esta coyuntura crítica, buscamos que las Naciones Unidas desempeñen un papel efectivo y complementario, ya que nos apoya para superar esta crisis hacia la estabilidad y la democracia.
Fallos pasados, confianza rota
El Sr. Al-Menfi insistió en que a pesar de los desafíos y amenazas, el pueblo libio cree firmemente que pueden superar cualquier obstáculo.
«Pero déjame ser honesto contigo», continuó. «En Libia, se han agotado múltiples modelos y mecanismos tradicionales. No han igualado la complejidad de la situación social y política. Han afectado negativamente la confianza de los libios en las soluciones propuestas».
Advirtió que «cualquier solución que no restaure la propiedad nacional de la vía política, cualquier solución que no se deriva del libre albedrío del pueblo libio, estaría destinado a fallar, como hemos visto en el pasado».
Un nuevo enfoque
En este sentido, el Sr. Al-Menfi presentó lo que llamó «una visión política clara basada en cuatro pilares».
El primero exige «restaurar completamente la soberanía nacional y rechazar todas las formas de interferencia extranjera, sin importar la forma que pueda tomar y sin importar las justificaciones».
Las instituciones soberanas de Libia, particularmente sus instituciones de seguridad, defensa y financieras, deben unirse «según mecanismos profesionales, sin polarización y sin establecer cuotas».
El pilar final se refiere al final del período de transición actual basado en una nueva constitución, «a través de elecciones libres y justas, permitiendo a los libios elegir libremente quién los gobernaría, sin tutela, sin ninguna posición de actores externos».
El Sr. Al-Menfi dijo que a pesar de los desafíos, las autoridades pudieron mantener el más alto nivel de estabilidad y evitar una recaída en la violencia.
«Hacemos hincapié en que la sangre del pueblo libio es una línea roja», dijo. «La integridad territorial, la soberanía y la cohesión social de Libia no son negociables».