Comunicado de www.vaticannews.va —
El representante vaticano en la ONU de Nueva York: la lucha contra la pobreza debe seguir siendo la prioridad central y urgente de la comunidad internacional. La carga de la deuda ecológica afecta a los países africanos menos desarrollados, sin acceso al mar y de ingresos medios
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El objetivo de un desarrollo sostenible justo y eficaz, a pocos años del vencimiento de la Agenda 2030, no podrá alcanzarse sin abordar el peso de la deuda que recae sobre muchos países pobres. Lo afirmó el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, en dos intervenciones en el Foro Político de Alto Nivel dedicado a los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS) y a los países africanos menos desarrollados, sin acceso al mar y de ingresos medios.
La carga de la deuda
El pasado 15 de julio, monseñor Caccia destacó que “la realidad persistente y generalizada de la pobreza continúa afectando a millones de personas, negándoles el bienestar material y minando la dignidad que Dios les ha dado, mientras sofoca su desarrollo humano integral”.
De aquí, el llamado a que “la pobreza siga siendo la prioridad central y urgente de la comunidad internacional”. No se trata solo de una cuestión económica, sino de “un imperativo moral”.
Pero, como explicó Caccia, este compromiso está amenazado por la deuda soberana:
Por ello, la Santa Sede ha pedido “una reducción inmediata de la deuda, incluyendo la condonación y la reestructuración, así como el acceso a financiamiento con condiciones favorables, especialmente para esos países africanos, los países menos desarrollados y aquellos sin acceso al mar, cuya deuda es insostenible”.
La cuestión ecológica
Un llamamiento en línea con lo señalado al día siguiente: miércoles 16 de julio, el arzobispo Caccia intervino durante el debate dedicado a los pequeños Estados insulares en desarrollo (SIDS), recordando que “casi el 40% de ellos ya enfrenta dificultades de deuda o alto riesgo”.
Caccia invitó a reconocer también el tema de la deuda ecológica, “en particular entre el norte y el sur del mundo”, vinculada “a los desequilibrios comerciales con efectos sobre el medio ambiente y al uso desproporcionado de los recursos naturales por parte de algunos países”, mientras que “los más pobres y vulnerables, incluidos los SIDS, soportan la mayor carga de los impactos climáticos”.
Por una reforma de la arquitectura global de la deuda
La Santa Sede ha reiterado la necesidad de una reforma de la arquitectura global de la deuda, que “tenga en cuenta la vulnerabilidad de los SIDS, promueva la justicia ambiental y ponga en el centro la dignidad humana”.
La reducción de la deuda puede convertirse en una oportunidad si permite a estos países invertir en infraestructura, salud y educación.
“Con sólo cinco años para alcanzar los ODS – concluyó Caccia – la comunidad internacional debe actuar con renovada urgencia para liberar a los SIDS de los ciclos de deuda, desastres y retrasos”.
Y recordó, citando al Papa León XIV y haciendo referencia al año jubilar, que “este tiempo pide la restitución y redistribución de la riqueza acumulada injustamente como camino hacia la reconciliación personal y civil”.
Se publicó primero como La Santa Sede reafirma su compromiso por la reducción de la deuda