Comunicado de www.vaticannews.va —
León XIV envía un mensaje a los sacerdotes de la provincia eclesiástica de París. El texto, leído en la catedral de Notre Dame por monseñor Blanchet, obispo de Créteil, anima a un ministerio fundado en un amor generoso y sin reservas por las comunidades, marcado por la cercanía, la compasión, la dulzura, la humildad y la sencillez, «como nos ha recordado a menudo el difunto Papa Francisco».
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Con ocasión del Jubileo de los Sacerdotes y del 60 aniversario de la Constitución Sacerdociosobre la que los presbíteros reflexionan, el Papa León XIV ha enviado un mensaje – leído por monseñor Dominique Blanchet, obispo de Créteil – a los sacerdotes de la Provincia eclesiástica de París. El Pontífice los anima a enraizar su vida y su ministerio en Jesús. El saludo «fraterno» del Sucesor de Pedro se dirige a monseñor Laurent Bernard Marie Ulrich, arzobispo de París, a todos los obispos de Île-de-France y a los «queridos sacerdotes» reunidos en la catedral de Notre Dame para la misa.
Enraizar la vida en un amor personal y auténtico a Jesús
Feliz de poder manifestar su «afecto paterno» y de dar a los sacerdotes el «mejor aliento» para que prosigan su ministerio al servicio del Pueblo de Dios que se les ha confiado, León XIV expresa sus buenos deseos personales: «Para alcanzar este objetivo en las difíciles -y a menudo penosas- condiciones eclesiales y sociales que están viviendo, les invito a enraizar su vida y su ministerio en un amor cada vez más fuerte, personal y auténtico a Jesús, que los ha hecho sus amigos y los ha configurado con él para la eternidad; y en un amor generoso y sin reservas a sus comunidades, un amor marcado por la cercanía, la compasión, la dulzura, la humildad y la sencillez, como nos ha recordado a menudo el difunto Papa Francisco».
Cultivar la fraternidad, la caridad y la oración por la unidad de la Iglees
«De este modo -continuó el Papa León- serán creíbles, aunque todavía no sean santos, y tocarán el corazón de las personas lejanas, se ganarán su confianza y las llevarán al encuentro de Jesús». El Papa invita además a «cultivar la fraternidad sacerdotal», a «mantener un estrecho vínculo de caridad» con los propios obispos y a «rezar sin cesar por la unidad de la Iglesia». A continuación, la invocación al Espíritu Santo para que ayude a renovar cada día el don generoso que los sacerdotes han hecho de sí mismos al Señor el día de su ordenación. El Papa implora sobre cada uno la protección de Nuestra Señora y la intercesión de todos los santos sacerdotes y obispos de París. Con este espíritu en el corazón, imparte la Bendición Apostólica.
Se publicó primero como León XIV exhorta a los sacerdotes de Île-de-France a un «amor generoso”