Comunicado de www.vaticannews.va —
Durante su Asamblea Plenaria, los obispos llaman a reconstruir el país desde la esperanza, la justicia y el acompañamiento a las familias.
Denuncian la normalización de la violencia y reafirman su compromiso con las víctimas y la Agenda Nacional de Paz.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
“La violencia no puede normalizarse. Estamos comprometidos con anunciar el Evangelio de la paz, denunciar el pecado estructural y caminar con las víctimas”, declararon los obispos de México al presentar su mensaje final tras la CXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), celebrada bajo el lema “Familia y Paz: vocación y camino del Evangelio”.
Reunidos en Casa Lago, Cuautitlán Izcalli, los prelados reflexionaron durante varios días sobre los principales desafíos sociales y espirituales que atraviesa el país. La presentación del mensaje fue encabezada por Mons. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y presidente de la CEM; Mons. Héctor Mario Pérez Villarreal, secretario general; Mons. Enrique Sánchez Martínez, obispo de Mexicali; y Mons. Mario Medina Balam, obispo auxiliar de Yucatán.
El mensaje —fruto del discernimiento sinodal y de la escucha activa de diversos sectores de la Iglesia— plantea una lectura profunda y realista de la situación que vive México. En él, los obispos denuncian la violencia estructural que golpea a millones de familias: la presencia extendida del crimen organizado, las desapariciones forzadas que siguen dejando un rastro de dolor, la impunidad, y las adicciones que penetran hasta los rincones más alejados del país.
La familia: vocación amenazada, esperanza viva
El texto ofrece una mirada particular sobre la familia como núcleo fundamental de la sociedad y de la vida eclesial. «La familia no es solo una institución natural, sino una vocación eclesial y escuela de humanidad», afirman, alertando sobre el deterioro que enfrentan muchas familias mexicanas debido a múltiples factores: violencia intrafamiliar, migraciones forzadas, pobreza, abandono institucional y políticas públicas que no garantizan su protección.
Durante la Asamblea, los obispos escucharon los testimonios de matrimonios, jóvenes, religiosas y religiosos, quienes compartieron tanto sus dolores como sus anhelos. A partir de este ejercicio sinodal, reafirmaron que es necesario «acompañar a las familias no con discursos, sino con cercanía pastoral y políticas públicas justas». Reconocieron también los nuevos modelos familiares que surgen en contextos adversos, y la necesidad de acompañarlos con misericordia, discernimiento y verdad.
Construcción de paz: un compromiso ineludible
En cuanto a la paz, los prelados insistieron en que esta solo es posible si se basa en la justicia y en la verdad. Subrayaron que muchas regiones del país se han acostumbrado a vivir bajo el miedo, el silencio y la violencia como si fuesen inevitables, lo cual representa una grave amenaza para la dignidad humana. Frente a ello, la Iglesia reafirma su vocación profética de denuncia, consuelo y acompañamiento.
«Renovar el compromiso con la Agenda Nacional de Paz no es una opción, sino una urgencia», indicaron, recordando que la construcción de una cultura de paz comienza en el hogar, pero necesita también de estructuras sociales y políticas que favorezcan la justicia, la equidad y el diálogo.
Un mensaje en clave de esperanza
Enmarcado en el Año Jubilar de la Esperanzaproclamado por la Iglesia para este 2025, el mensaje de los obispos busca ser una llamada a la unidad, la resiliencia y la fe activa. No se trata solo de resistir el mal, sino de ser testigos de un bien mayor: la esperanza cristiana que se hace concreta en acciones de solidaridad, acompañamiento y transformación.
El mensaje concluye con una emotiva referencia a la reciente partida del Papa Francisco, cuya muerte ha dejado un profundo eco en la comunidad católica global. Los obispos expresaron su gratitud por su legado de cercanía, justicia y misericordia, y pidieron a todos los fieles orar por el próximo Sucesor de Pedro.
Finalmente, encomendaron el camino de la Iglesia en México a la protección maternal de Santa María de Guadalupe, “Estrella de la Evangelización”, pidiendo que inspire a todos a ser promotores incansables de la paz y custodios valientes de la familia.
Se publicó primero como Obispos de México alzan la voz: la familia y la paz, antídotos ante la crisis